miércoles, 12 de diciembre de 2012

El "prietito" en el arroz

Hay muchas formas de valorar lo que sucede en la vida, algunas personas tienden a destacar lo positivo, y consideran que lo que se gana es un aliciente para seguir adelante.
Desafortunadamente para mí, no es el caso.
Yo soy de las que sobre-dimensiona el "prietito en el arroz", y lo peor de todo es que siempre me lo encuentro... hasta en la comida...
¿A quién le toca la piedar en los frijoles? ¿el gusano en la manzana? a mí.
Pero estas son nimiedades... cuando se trata de calificaciones (o evaluaciones), me pesa por días, por no decir meses o el resto de la vida, que haya uno que me juzgue incompetente; por ejemplo, en las opiniones y evaluaciones que formulan los estudiantes sobre mi trabajo.
Una mala opinión, es para mi el presagio de una catástrofe, no importa si tengo una mayoría que me lleva a obtener un buen promedio... "soy chafa si no soy perfecta". Un 89 final en una materia de doctorado, un 1.9 de evaluación en promedio de parte de un grupo (no importa que la evaluación general sea 1.45, y que el mejor promedio sea 1, no importa si de 40 opiniones 38 son positivas, alguien dijo que perdió su tiempo en la materia), toda esta información son pretextos para una depresión que me lleve a colgarme una piedra en el cuello y tirarme desde algún acantilado... no sirvo, soy fatal, soy pésima.
Ignoro si esta actitud es la que me ha movido a buscar mejores horizontes, después de que pasa el efecto del golpe; lo que me lleva a rescatarme o entercarme en algo, o lo que me lleva a prometerme que no volverá a pasar.... lo que más me cuesta no es esto, es darle la espalda y dejar ir al "prietito"...
Tal vez no debería cargar con mis errores... ponerme la letra escarlata en la ropa para que todos sepan que los tengo... pero tal vez sea la programación culposa con la que he vivido que no termina por abandonarme la que me dice que "hacerse cargo" significa "cargar con ellos"... y no necesariamente cambiar el enfoque.
Soy partidaria de aprender de los errores... sin embargo, en lo personal me cuesta mucho trabajo porque mi primera reacción es dimensionar a todos de la misma manera, y hay errores de los que debe uno aprender, y otros hay que dejarlos ir.
Y la primera lección, es precisamente, aprender a distinguirlos... hoy... el "prietito en el arroz" tiene el tamaño de un balón de fútbol americano,  pesa como 25 kilos y lo traigo como grillete.


No hay comentarios:

Publicar un comentario