lunes, 22 de julio de 2013

"Vacaciones"

Hasta hace unos 21 años mi idea de "vacaciones" incorporaba dos tipos de plan:
Plan A: bueno, estas se me terminaron hasta que me casé, y consistían en llegar a algún punto, sin reservaciones y con dinero, para quedarme sola en algún lugar que me interesara conocer. De hecho, el "Plan A" tuve pocas ocasiones de ejercerlo; es más, lo que ahora son estancias por motivos de trabajo en algún punto fuera de mi casa, se han constituído una especie de sustituto del plan A.
Plan B: Viajar a algún lado, y llegar a un punto en donde pudiera hacer tres cosas... ponerme un bikini, tirarme al lado de una alberca o una playa, y leer novelas o crónicas. Esta versión de las vacaciones funcionó por algún tiempo, hasta que llegaron los hijos.
Desde entonces, la versión de las vacaciones ha sido estar en la alberca o en el mar, de cualquier forma menos sentada, asoléandome y leyendo.
Asoléandome, pues ya no... pasé del bronceador con FPS 16 al bloqueador FPS 50... ¿leyendo? primero los hijos los convertí en criaturas acuáticas... pero en lo que se hacían hábiles había que entrar con ellos a la alberca y estar allí en plan de salvavidas... no se puede leer, con trabajos se puede platicar.
Uno espera que con el tiempo, los hijos "agarren juicio" (así se dice en Tuxtla)... y que también agarren camino para despejarle a uno un poco las vacaciones y dejarla hacer lo que quiera (tirarme en un camastro y leer, por ejemplo), sin embargo, con mi hija esto no ha sido posible... hay dar maromas en el agua, entrar al mar, tirarse clavados (lo hacía desde un trampolín cuando tenía 4 años, no sabía ni nadar... y la alberca tendría 2 m. de profunidad... su mamá tenía que estar allí para cualquier eventualidad)... para mi hija, además, es requisito imprescindible para las vacaciones el mar o la alberca (no importa la temperatura) y tener un acompañante del que pueda abusar a su gusto.
Así que si bien se ha ido domesticando en estos años... las vacaciones en plan B se han vuelto remotas... el regreso de vacaciones incluye - en esta ocasión - un chipote en la cabeza que me hice por estar jugando a dar de vueltas en la alberca... cosas de la vida.
Y todavía no se terminan...

Y esta es la idea de mi hija sobre un "autorretrato" familar.

lunes, 15 de julio de 2013

Perderse para encontrarse



"De pronto, se encontró perdido en medio de la nada"... doble oximoron, es decir, ¿Es posible encontrarse perdido? ¿es posible estar "enmedio de la nada"?
Sin embargo utilizamos esta expresión cuando en realidad queremos compartir la idea que cobramos conciencia de que llegamos a un punto donde no reconocemos elementos que nos permitan identificar el lugar en el que estamos; por este motivo, tampoco contamos con información que nos permita emprender el camino hacia un punto seguro.
Perderse es parte de la experiencia de vida; de lo contrario, ¿cómo se puede identificar el encuentro? 
Pienso en todo esto mientras vamos de viaje. Para mí, la mejor manera de conocer una región es trasladándose a través del territorio. En lo personal, me encanta viajar por carretera, es una forma de constatar cómo funcionan las cosas, fuera de las declaraciones y los decretos, y de darme cuenta que en pleno siglo XXI, efectivamente, hay regiones del país que funcionan com en el siglo XVI.
Emprendimos la marcha en familia por un camino que poco hemos transitado… rumbo a Oaxaca.  Una ciudad a la que llegamos después de elecciones, sin encontrar mucho de lo que uno – escuchando noticias – imagina que va encontrar: maestros en paro, miembros de la APPO, calles cerradas, etc.
Nada de esto, lo que encontramos es una ciudad que está señalizada de manera muy extraña, que de pronto tiene cruces para automovilistas que no conozco en ninguna otra parte, y que como muchas ciudades en México, permite que los cerros se vayan “democratizando”, es decir, poblando de viviendas para pudientes y no pudientes, mientras convierte el tránsito en laberinto.
Nos perdimos dos veces intentando llegar a Monte Albán, porque por todos lados aparecen letreros y señales, menos por donde uno realmente puede acudir… e igual nos perdimos de regreso, porque – además – de pronto cierran la calle que va para el centro, y hay que utilizar algún sentido de orientación para llegar a alguna parte.
En lo personal, no me molesta perderme – con luz de día y calles que entroncan con otras – es de familia; tomar rutas que uno no debe, o no piensa… tener que regresar, dar tres vueltas a la misma manzana… en realidad no es relevante; finalmente uno puede preguntar ¿no?
Hay momentos en que pienso que uno no puede encontrar realmente lo que está buscando, sin un cierto sentido de pérdida… y un gozo de descubrimiento.

 La ciudad de Oaxaca, desde Monte Albán, con la vista al auditorio de la Guelaguetza, toda una historia familiar involucrada en la dichosa construcción.


sábado, 6 de julio de 2013

Limpieza

En días recientes en el trabajo iniciamos un proyecto colectivo... vamos a ordenar los espacios de trabajo.
Las instrucciones fueron: "hay que sacar todo lo que no se use" y clasificarlo en "sirve" y "no sirve", y bueno... si algo nos distingue en mi espacio de trabajo es lo literal que nos tomamos algunas cosas, para el viernes en la mañana ya teníamos una buena cantidad de objetos en el espacio asignado para lo que "no se usa":




Los seres humanos nos distinguimos por nuestra relación con los objetos y como hacemos que vayan formando parte del hábitat (no por nada fuimos homo faber), además  del uso que le damos a las cosas y como las interpretamos. Lo que para unos es objeto de uso, para otros es basura; lo que para unos sirve, para otros no; por ejemplo, las cajas que aparecen en las fotos, una está del lado se "no sirve" y la otra "sirve":

 
 Esta "no sirve"                                                                                                     esta "sirve"

En mi caso he estado a punto de llevarme del respectivo espacio alguna cosa que alguno de mis colegas ha desechado, porque considero que "sirve"... o - peor aún y que retrata mi espíritu acumulador - se me ocurre que "podría servir para algo", idea que es el pretexto que utilizamos para expresar nuestros apegos por las cosas:"esto podría utilizarlo en un momento dado" (yo he tenido que aprender a deshacerme de este pensamiento, porque en otras ocasiones que se me ha ocurrido guardar algo que "podría servir" en realidad he terminado comprando cosas que ya tenía almacenadas argumentando lo mismo).

Por si fuera poco, cuando una es algo obsesiva (¿algo?), fanática de la separación de basura para apoyar el reciclaje, el proceso de deshacerse de las cosas, tiene que pasar por una clasificación, ¿cómo voy a entregar un montón de papel si están engrapados o sujetos a fólders con "broches BACO"? (estoy hablando de aproximadamente 100 trabajos finales). Si llevaban acumulando polvo en mi cubículo es precisamente porque no me había dado a la tarea de separar, sin embargo, habemos algunos que no solo acumulamos para tirar, sino además tenemos que tirar en orden:

 
Aunque parezca que las hojas sirven, no , así dejé hojas, fólders y los broches quedaron en una bolista... je.


El ejercicio ha llevado a algunos resultados más allá de lo esperado: la inmovilidad de los objetos genera hábitats para otros seres vivos, con vida efímera; así que es factible que en el transcurso de la tarea se tope uno con algún cadáver. Yo me topé con estos dos inquilinos:




Deshacerse de las cosas no solo es una cuestión de limpieza física, es también un ejercicio de desapego, una reflexión entre el pasado y el futuro; pensar en nuestra capacidad para construir y re-construir una narrativa... y a veces hasta darse cuenta de cuanto generamos que pensamos que un día serviría y a la vuelta de los tiempos termina en la basura.






viernes, 5 de julio de 2013

Héroes

Esto de no escribir con frecuencia te lleva a acumular ideas por compartir; así que - sin más, van algunas que se han estado gestando desde la semana pasada.

¿Quién es el héroe?
Jorge Font es un ya no tan joven esquiador que a los 18 años quedó cuadrapléjico - como él mismo dice - haciendo lo que más le gustaba hacer. Escuchando su historia y la importancia que tiene tu red de familia y amigos para sacarte adelante, él señala algo muy importante: los hérores son personas comunes que en un momento dado hacen cosas extraordinarias.
Lo extra-ordinario surge de situaciones que nos sacan del fluir de lo cotidiano: la enfermedad, los accidentes, las pérdidas, por ejemplo. Todo esto nos sucede al simple mortal que somos, ¿en dónde está lo extraordinario? en adaptarse, fijarse una meta y trabajar para conseguirla.
A veces pensar la forma en que superaremos un problema es incierto, porque la realidad nos impone limitaciones y lo que hacemos ante las circunstancias nos transforma... no se puede regresar al punto de partida en las mismas condiciones, algo se transformo: experiencia, capacidades, visión de la realidad, crecimiento.
Lo heroico es sumarse a esta oportunidad de crecimiento y pasar de la perspectiva individual a la comunitaria... la forma en que asumes las circunstancias te transforma, y toca la vida de los otros, transformándolas.
¿Qué se necesita para convertirse en un héroe? ni siquiera pensar en ello, responder a la circunstancia rebasando la negativa, el duelo... y hacer algo... estar allí, acompañar, donar sangre, participar... algo, que construya.
Y así, conozco una familia que en estas fechas se ha enfrentado a dos dolorosas circunstancias, y lo que han hecho en conjunto es actuar, sumarse... alrededor de una joven madre que con todo y un diagnóstico de cáncer elige tener a su hija y se pone a trabajar para buscar aliviar algo más que su circunstancia personal, o alrededor de un joven que no merece ser víctima y que sin embargo ha contado con una red de soporte que está permitiendo lograr algo que parece imposible - pero que desde lo humano solo puede explicarse gracias al misterio de la Vida y al esfuerzo que mantiene la esperanza... un milagro.
Un milagro que atribuyo a la suma de voluntades de personas comunes que demuestran que son capaces de lo extraordinario.