sábado, 30 de noviembre de 2013

Costuras

Leí “Carrie” más o menos a los catorce o quince años (y después vi la película); uno de los detalles que más me llamó la atención – y de hecho es algo que reiteran al menos en la película de Brian de Palma – Carrie comprando la tela y confeccionando su vestido de graduación… mientras su madre critica las dimensiones del escote y le recita todos los pecados y castigos que merecerá por su indecente exhibición en una actividad tan pecaminosa como el baile.
Me llamó la atención que una chica como Carrie fuera capaz de confeccionarse ella sola un vestido, y le saliera tan bien, vaya.
No es mi caso… mi abuela, mi madre, mi hermana, mi prima Irene… todas le entran a la costura con buenos resultados… mis tías Irene y Celeste eran capaces de sacar un vestido en una tarde, me acuerdo de mi tía Celes confeccionando un vestido en punto smock en un par de días, así… sin más…
Yo no, no se me dio cuando en la secundaria nos daban un mes para elegir el taller de educación tecnológica que se suponía serviría para fundar un oficio… ni corte, ni decoración, lo práctico (y eso lo tenía decidido creo que mi padre desde el inicio) era taquimecanografía… por lo menos, si no quería seguir en la prepa (o si me decidía a estudiar literatura en la UNAM) tendría la posibilidad de trabajar como secretaria (carrera que en aquéllos tiempos tenía el lindo nombre de “comercio y secretaria bilingüe).
La taquigrafía, nomás no se me dio; por lo menos la mecanografía ha servido de algo, pasé del teclado de la Olivetti lettera 32 al teclado de Microsoft que uso para escribir en la Tablet (porque odio hacerlo con los dedos sobre la pantalla, no me acostumbro).
Pero regreso al corte, el mes que pasé en el taller de corte de la Srita. Paula, o las visitas a la casa de la Sra. Gutiérrez – también profesora de corte y confección – no fueron precisamente productivas para mí, cosa que es una contradicción, porque me encanta la ropa.
Sin embargo, uno nunca sabe, aprendí a cocinar cuando tuve necesidad de hacerlo, y ahora que a mi hija le ha dado por usar vestidos y nomás no encuentro que ponerle, no me ha quedado de otra que ponerme a coser… y asumir las sabias palabras de alguno que dijo “echando a perder se aprende”… estoy segura que si mi abuela se diera cuenta de la cantidad de tela que no solo he comprado, sino de lo que me ha sobrado de mis experimentos (voy como uno-uno en cuanto a resultados) ya me estaría diciendo que debería calcular mejor los metros que pido, que no compre telas tan caras, que no desperdicie tanto… pero ¿qué le vamos a hacer? … tarde o temprano hay cosas que nos alcanzan y no queda más remedio que poner manos a la obra, y aprender…

miércoles, 16 de octubre de 2013

Efecto "Buonarroti"

No sé si le estoy robando el título a alguien que ya lo inventó, pero viviendo y pensando en lo que va sucediendo mientras transcurre la vida, me doy cuenta que los imposibles y deprimentes momentos que me generan problemas por pensar en "imposibilidades" de resolver, en realidad se resuelven poco a poco.
Vivimos en un mundo donde - si me permiten la metáfora beisbolera - siempre se espera que peguemos hit con cada bola que nos dirigen; no solo esto, que siempre SIEMPRE nos toque batear home-run.
Sin embargo - y sigo con el beisbol - el chiste del juego es enfocarse e intentarlo, y en ocasiones uno se puede ir en blanco... así es la vida en cierta forma.
Paso ahora del beisbol a Buonarroti... si, suena bizarro, pero si se piensa en las exigencias de sacar las cosas a la primera, no equivocarse, hacerlo perfecto... hay lecciones que aprender de la vida de Miguel Ángel, quien se consideraba esencialmente escultor.
(Paréntesis, a Charlton Heston le perdono su absurda defensa de los rifles única y exclusivamente por dos papeles... el de "Marabunta" y el de Miguel Ángel en "La agonía y el éxtasis", particularmente este último).
Una de las ideas que trascienden de la vida de Miguel Ángel es aquélla que sus esculturas ya estaban dentro del bloque de mármol, y su trabajo se enfocaba en hacerlas surgir de la piedra.
¿Qué se necesita para ello?
Paciencia, enfoque, coordinación y flexibilidad.
Uno no se abalanza sobre la piedra para imprimirle toda la fuerza de la que es capaz, cincelar implica medir el golpe, encontrar el ángulo y hacerlo poco a poco... una tarea a la vez, un objetivo a la vez.
Corregir, respirar profundamente, seguir, pensar, detenerse, regresar, etc.
La tarea educativa es muy semejante, primero uno tiene que creer en las capacidades de la persona - la mejor versión de uno está adentro - en la posibilidad de razonar, elegir y actuar, en la medida de sus posibilidades.
A veces, tendemos a ver a los más jóvenes como inexpertos, les decimos cómo actuar, exigimos resultados pero no tenemos la paciencia de incidir paso a paso, y esperar un resultado a la vez. Exigimos hit y home run, y ni siquiera les hemos enseñado los trucos del juego, o esperamos que se los aprendan de golpe, y de golpe los pongan en práctica, cuando lo que hay que hacer es educar paso a paso... hasta que se consigue el resultado... que la persona piense y actúe por sí misma.
Si bien, no puedo cantar victoria, sé que vamos un día a la vez y meta por meta, no todas al mismo tiempo.
La verdad, es que esto no se aprende tampoco en un día, y de golpe... hay que poner en práctica, paciencia, perseverancia y ante todo respeto... respeto a lo que es la otra persona, con la profunda convicción de que lo único que lo convierte en un ser autónomo es precisamente el dejarlo pensar por sí mismo.
Hacer surgir la figura de la piedra, como las esculturas de Miguel Ángel.



sábado, 12 de octubre de 2013

De nuevo, la plaga

No me da pena decirlo, la línea 2 del metro quedaba a dos cuadras de mi casa; y mi abuela - siempre práctica, nos llevaba de Taxqueña a Chabacano al dentista.
Para alguien que la mayoría de las veces usaba automóvil, viajar en metro constituía una aventura; y así lo sigue siendo, porque lo uso muy poco.
En ese entonces, y hasta que tuve que vivirlo en persona, me llamaba mucho la atención que en la publicidad colocada en los vagones hubiese, entre los anuncios de las "Academias Vázquez" y los logotipos que anunciaban las estaciones, anuncios de shampoo para piojos.
Perfectamente burguesita de Coyoacán-Del Valle, no me imaginaba las dimensiones del asunto, de hecho, nunca tuvimos una crisis de piojos en casa, que yo recuerde. Pensaba que se trataba de anuncios para la mayor parte de los usuarios del metro, quienes presumía, eran personas de escasos recursos y con prácticas de higiene limitadas.
Lo admito, esto es un prejuicio, generado entre otras cosas, por una herencia cultural plasmada en los libros de la SEP (esos con la Madre Patria en la portada), que - pensando en un México que se sumaba a la modernidad, nos advertían sobre hábitos de limpieza y combate a las plagas en los correspondientes a Ciencias Naturales.
La vida se ha encargado de demostrarme que los insectos no se sientes discriminados, ni leen los libros de texto gratuitos... es más, hay algunos que se los comen.
Así, los piojos están de regreso en casa... y con ello las reflexiones pertinentes sobre la naturaleza de nosotros, los seres humanos, y nuestra supuesta superioridad con respecto al resto de los seres vivos, con quienes cohabitamos - ya se voluntariamente o por la fuerza.
Descubro ahora, que cuando no podemos, no sabemos o no queremos cuestionarnos algo, respondemos con el prejuicio y la discriminación... la pasada infestación me llevó a conocer el caso de alguna escuela donde,  una vez que declarada la epidemia, las madres pusieron un filtro a la entrada para revisar niño por niño, cabeza por cabeza, sobre quienes venían acompañados por polizones a la escuela, quienes, sin más y públicamente eran regresados a su casa... si esto no es discriminación por "higiene", no se que sea.
Es curioso, porque la vida de los seres humanos está en un entorno se seres vivos, todos cargamos parásitos... de todos tamaños y especies, habrá que decirlo, pero ninguno que nos despierte tanto horror como los insectos.
Tal parece que parte de nuestra supuesta naturaleza consiste en buscarnos adversarios de todos tamaños y todas especies, desde los vivos hasta los inertes, desde nuestros congéneres a los insectos, y para todos ellos, desarrollamos una tecnología de destrucción que en un momento dado termina impactándonos... los shampoos que prometen terminar con los piojos, también son altamente tóxicos para los usuarios... por ello no prometen sino exterminar a los vivos y recomiendan ampliamente el uso del escarmenador para terminar con las liendres, al menos durante una semana, para impedir que eclosionen y se conviertan en piojos...
Es decir, aplican exactamente el mismo remedio que aplicaba mi abuela con mi madre, solo que ahora el nivel de toxicidad es más alto.
Lo mejor, aceite de almendras para saturar el cabello - en la primera ocasión - esperar una noche, levantar los cadáveres, y aplicar el escarmenador... es menos tóxico, aunque se necesita algo que en la sociedad contemporánea se ha vuelto un bien escaso... PACIENCIA.
Ni modo, gajes de la conviencia con otras especies y de la absurda idea de que todo entra dentro del dominio de los seres humanos... excepto, tal vez, el sentido común.

Posdata: hablando de especies y convivencia... recientemente se publicó "El matrimonio de los peces rojos" de Guadalupe Nettel, con un cuento sobre la convivencia entre humanos y cucarachas altamente recomendable... entre ella y Daniela Tarazona han dejado atrás al atormentado Kafka... por eso me gusta pertenecer a este género de mi especie.



martes, 8 de octubre de 2013

Sísifo reloaded

Sísifo, personaje mitológico, queriendo pasarse de listo, despertó el enojo de Zeus, quien lo condenó, en el Hades, a subir una piedra enorme a la cima de una colina, con el pequeño detalle que cada vez que Sísifo llegaba, la piedra volvía a rodar cuesta abajo... y Sísifo debía reemprender la tarea.
Más de una vez me he sentido igual... empujas, te esfuerzas, llegas a la cima, y la piedra vuelve a rodar hacia abajo.
¿Tarea absurda? el problema es la imposibilidad de abandonarla.
La vida está llena de cuestiones semejantes; o más bien, debería decir mi vida.
No una, muchas veces, cuando las circunstancias me llevan al juicio "ya la hice" o "ya lo superé", algo sucede, que impide que sienta que la tarea está terminada.
Cualquier madre con hijos adolescentes posiblemente me entienda... me sentía afortunada porque el primero transitó por el camino sin muchos incidentes... pero ahora con la segunda, no encuentro la forma.
El problema, es suponer, adivinar, creer... el problema de la comunicación es funcional - no solo psicológico - tengo una hija con Síndrome de Down que no me puede explicar lo que le sucede, y yo no encuentro la forma de imaginarlo.
Cierto, las circunstancias de vida cambiaron, pero ¿significa esto que no podamos ajustarnos a lo nuevo?
Es difícil negociar, entender, explicar cuando vives con una persona con discapacidad en una sociedad que ofrece pocos lugares para su desarrollo, que no llega a considerar algunos como ciudadanos y no piensa en darles espacio en la vida pública... que las familias se hagan bolas, que busquen recursos para dotar a la persona de capacidades que - en la medida de su condición - le posibiliten la autonomía y la toma de decisiones.
¿Qué es lo difícil en esta tarea?
Creer que mi hija tiene capacidad para elegir, que tiene voluntad para hacer las cosas, encontrar en dónde y cómo encaja...
Sísifo reloaded... hay cosas que tengo superadas, pero hay otras donde me encuentro, de nuevo, al pie de la colina y preguntándome cuántas veces y de que manera vale la pena intentarlo...
Estoy acostumbrada a dejar que mi cabeza, después de un rato (y tal vez con una liberación que en mi caso es ponerme a llorar sin pudor alguno), encuentre respuestas... pero admito, sin muchas evidencias concretas y solo supuestos la respuesta no llega.
Eso sí, si mido en kilos mi paciencia... creo que ya tiene una dimensión que ocupa como el 75% de lo que soy, el problema es que el 25% que me falta, es difícil de conseguir.
Sísifo recargado...

sábado, 5 de octubre de 2013

Del orden al caos y de regreso...

Ya lo declaré el otro día... soy poco metódica, y claro que esto me mete en problemas.
Mi abuela tenía una máxima - no es un dicho, es un imperativo de conducta - que hasta la fecha forma parte de mi súper-yo... "si ves algo tirado, levántalo y ponlo en su lugar".
¡Ay! toda la vida, hasta la fecha, ha sido un constante de levantar cosas y ponerlas en su lugar... en algunos casos, en otros, bueno... tengo que admitir que el gen acumulador me traiciona.
Por ejemplo, el otro día me di cuenta de que - después de la "ardua" limpieza a la que sometí mi oficina, de nuevo estoy acumulando cosas.
Y en casa, los domingos lucho porque las cosas se queden en orden, hasta el próximo domingo.
Mi abuela era de diario, todo alzado... mi suegra también era así... la cocina no podía quedar desordenada... la comida comenzaba cuando ella comenzaba a sacar ingredientes y terminaba cuando el último plato regresaba a su lugar - rechinando de limpio.
Pero poner intencionalmente caos para arreglar, reparar, mejorar algo que ya está hecho... es una tarea terrible... es donde se pierden las cosas, o las pistas... eso sucede con las correcciones a mi tesis... yo tengo que deshacer para rehacer... y vaya que la reconstrucción ha estado compleja.
Tengo esperanza de que quede mejor que la versión anterior... pero ¡ya creció un capítulo! (bueno, no necesariamente, reorganicé los contenidos).
El problema es que no puede quedar todo listo en un día,  y para mi una cosa es el caos que se va acumulando, y otra muy distinta es desbaratar para volver a armar... porque hay que dejarlo por momentos para ponerse a hacer otra cosa...
Sin embargo, solo el caos nos lleva a transformar, en el principio era eso, ¿o no?


sábado, 28 de septiembre de 2013

Hágalo usted mismo

Para Guagüis... no me olvidé de tu cumple.

La herencia de mis padres en ocasiones me ha sido útil y en otra no tanto... y  es que vengo de una familia donde nos gusta poner en práctica aquello de aprender por ensayo y error, antes de consultar los instructivos.
La cosa es asi, estoy descubriendo que para las artes plásticas, la costura, y cosas por el estilo, prefiero improvisar a seguir reglas. Mi abuela es una mujer metódica y práctica... de aquéllas que primero define las reglas, se allega los ingredientes, los pesa, y lo que le sigue; todo lo preparaba - como ritual - antes de lanzarse a la tarea. También para la costura eran medidas, pruebas, patrones, ajustes... y los resultados, hay que decirlo, nos llevaron a que de niñas ni a mi hermana ni a mi nos compraban vestidos... todos nos los hacían en casa, principalmente mi abuela.
Sin embargo, mi madre tiene las mismas artes, pero si yo improviso en muchas cosas, tengo que admitir que cuento con una buena maestra... mi madre primero simplemente salta sobre la tarea, y si bien hace y deshace, teje y desteje, finalmente consigue lo que pretendía en un principio, o algo totalmente diferente, pero que le sale bien... y así es para casi todo.
Mi padre, por su lado... prefiere intentar arreglar las cosas primero por su cuenta, hasta que o bien las abandona, o bien alguien más se hace cargo de arreglarlas... hablo de los arreglos domésticos, por ejemplo el de la instalación eléctrica, que nos tiene hoy en día con extensiones por todos lados, porque quien sabe como se le ocurrió arreglar el asunto.
Y bueno, ¿qué se puede esperar de los hijos de mis padres? tengo una hermana que debió estudiar carpintería, electricidad y plomería... pero es más o menos como mi papá y mi mamá mezclados (medio improvisa, medio se empeña en hacerlo ella misma, medio termina, y antes de que termine ya se le ocurrió hacer otra cosa - yo padezco del mismo mal); otro que vive arreglando su carro, y yo... (somos la mitad de la tropa) quien consigue pensar "estratégicamente" solo cuando ya echó a perder la primera versión del proyecto en cuestión.
Y sin embargo, este mal no solo es trabajando sobre el proyecto... es sobre la infinita capacidad de imaginar posibilidades de diferentes trabajos que me encuentro en una de estas tiendas de "hágalo usted mismo"... Home Depot, telas Parisina, Lumen, por mencionar algunos de los lugares por los que me lleva la vida y que de pronto hace que se me ocurran ideas (aunque me pasa también lo mismo cuando entro a "coursera").
Hoy tengo que deshacer un proyecto que comencé a lo loco la semana pasada (un vestido) todo por no tener la prudencia de allegarme todos los recursos para comenzar con este trabajo... pero hoy también terminé una pintura (más bien un "arranque" chistoso) y arreglé las mangas de una camisa, que llevaba como un año esperando que me diera tiempo de hacerlo... en compensación, fuí a Parisina a comprar cierres y salí con cuatro proyectos, que en este momento se suman a otros dos, representados por metros y metros y metros de tela...
Pero hay que respetar las herencias que me tienen así, en el "hazlo tú misma".

miércoles, 25 de septiembre de 2013

"Estoy 'nojada"

Mi hija tiene una expresión muy particular para expresar su disgusto o indignación ante una situación... "Estoy 'nojada" dice,  con la ventaja que si uno es lo suficientemente persistente y creativo, tiene capacidad para desvanecer ese enojo a la vuelta de un momento.
No sucede lo mismo conmigo en estos días... estoy enojada, no tanto porque no deje de llover o porque los días nublados sin sol uno tras otro no permita siquiera la remota posibilidad de contemplar una tarde de cielo limpio después de la lluvia y respirar la humedad que se evapora en cuanto las nubes le abren paso al sol.
No, estoy enojada - indignada sería la palabra correcta - porque descubro que los desastres no son naturales; se detonan por fenómenos que se rigen por fuerzas que no están en control de los seres humanos... pero aquéllo que si podemos controlar, en realidad no lo hemos hecho, gracias a que cada una de las técnicas y artes que desarrollamos durante siglos buscando una mejor forma de vida, se han visto pervertidas por la corrupción, la avaricia y la indiferencia.
¿Qué lleva al desastre? la apatía ciudadana, decimos que vivimos en una democracia, pero actuamos como los hijos consentidos del señor Noble, incapaces de pensar por sí mismos o de actuar utilizando una visión que rebase la punta de su nariz porque allí está "papi" que resuelve todo con su dinero, con tal de no hacerse cargo de la relialidad, y quien se ve obligado a montar una farsa "darles una lección" (ah, que bonita es la vida en las películas... terminan bien).
Sin embargo, la vida real es más cruda... padres consentidores o controladores, ambos mal educamos hijos, los volvemos apáticos, inútiles... porque no queremos correr el riesgo de que enfrenten la vida.
Lo mismo pasa con la relación entre "ciudadanos" y gobierno... esperamos que nos den, nos conformamos con lo que nos dan porque pensamos que es una gracia, no un derecho, y por lo tanto no exigimos un mínimo de sensatez y respeto a los demás en la gestión pública.
Así, no solo debiéramos acusar de corruptos a quienes se enriquecieron con desarrollos construídos fuera de lugar, o utilizaron materiales de tercera cobrando las construcciones como si fueran de primera; también algo de vergüenza y memoria deberíamos tener los ciudadanos a quienes la lluvia no nos ha causado más que un simple resfrío... de lo que sucede todos somos responsables, porque no nos comportamos como personas autónomas, simplemente esperamos, nos horrorizamos, nos olvidamos del asunto con la película de Eugenio Derbez, y compramos tres latas que dejamos en los centros de acopio para tranquilizar la conciencia...
 Deberíamos reconocer más dignidad, tener más memoria, y después de la solidaridad dejar el paso a la indignación, y de la indignación pasar a las acciones... una sociedad bien organizada y digna no puede quedarse solo ponerle curitas a una tragedia... tendríamos que dejar de ser hijos de papi o hijos del ogro para hacernos cargo de nosotros mismos.
Estoy 'nojada (y eso que no he dejado de donar, porque se necesita, lo que no quiero es que se me olvide tanta corrupción y se me quiten las ganas de seguir haciendo algo para reconstuir algo más que casas y calles... reconstruir esta sociedad).
Gracias por la paciencia.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Madres de tiempo completo

Crecí en una generación donde apenas se difundía la planificación familiar y tener hijos - en efecto - quedaba en manos de la biología personal, no de la tecnología; en los tiempos de la trancisión entre la pildora y otros métodos y tener todos los hijos que Dios enviara era el destino al que una se sometía sin más... a menos de que se fuera a dormir a otra habitación y se encerrara con llave; por ejemplo, a mi madre le mandaron seis, y con un poco más de insistencia supongo que habríamos completado el equipo de beisbol.
Las madres de la generación de mi madre, no se contentaban con ejercer únicamente con sus sus hijos... eran madres de tiempo completo y sus funciones las hacían extensivas a cualquier incauto que se atreviera a caer por su casa.
Mi madre, por ejemplo, fué madre - entre otros - de la banda de la colonia y de una generación completa de ingenieros en sistemas electrónicos... en contados casos ambos - la banda y la generación - coincidieron; lo interesante es que hasta la fecha ejerce sobre esta tribu (que ya incluye nietos), y su hermana no se queda atrás.
Hoy quiero hacer memoria de otras dos madres de tiempo completo con quienes tuve el privilegio de toparme... ejercieron su trabajo más allá de la esfera de sus propios hijos porque las funciones maternas alcanzaron a cualquiera que cayese en su esfera de influencia punto.
Ambas se marcharon en el transcurso de esta semana, siento la necesidad de decirle a sus hijos que comparto en cierta forma su sentido de orfandad, porque a mi ambas me dejaron algo.
Una de ellas, desde que la conocí, era toda una matriarca... mujer norteña, al estilo de las norteñas educadas para bastarse a sí mismas; entusiasta, emprendedora, "echada pa'delante" como dicen... tuvo tres hijos, que en cierto momento fueron y siguen siendo como mis hermanos... al  menos así los siento (uno no necesariamente muy "hermano" ciertamente)... tengo muy presente que ella tuvo para mí lo que pocas personas tuvieron en un momento problemático... no es fácil dar la cara con parálisis facial, muchos hacen como si no la vieran aunque la vean... y uno tiende a cubrirse la boca para disimular el espantoso gesto que se esboza (y la tremenda frustración que se siente)... ella solo dijo una cosa: mira de frente y quítate la mano de la boca... y lo hice... y entendí que lo que importa es dar la cara... se lo debo, se lo reconozco, se lo agradezco... y su ausencia me pesa, porque no sé por cuántos lo habrá hecho... lo hizo por mí.
La otra es mi tía Celeste, mamá de una y tía de una tribu completa, de los Gómez de Gutiérrez Zamora y los Castillo de Orizaba... una temporada que pasé las vacaciones con ella, supe que no había cosa que mi tía no supiera hacer... desde decirle a mi tío Alfredo por donde iba la cosa, hasta sentarse una tarde y fabricar un vestido en punto smock para un bebé... siempre tuvo espacios generosos para sus sobrinos y sus sobrinos nietos - que fuimos muchos - y hoy que se ha marchado, también nos deja a todos un poco huérfanos... porque a fin de cuentas, era una mujer que actuaba en el presente mirando hacia el futuro... sé que para mi prima y sus tres hijas, a pesar de la distancia, su ausencia será difícil de afrontar... y sé también que lo que vivieron con ella será algo que llevarán puesto y compartirán en los tiempos por venir...
Hoy me siento un poco huérfana, porque tanto la señora Rosa María como mi tía Celeste, no se contentaron con ser madres de sus hijos... fueron generosas con otros... madres de tiempo completo,  como la mía.

martes, 10 de septiembre de 2013

Uno nunca sabe

El proyecto salió como salen los proyectos cuando uno tiene la inquietud de hacer algo, lo platica con alguien más y encuentra a otros dispuestos a poner manos a la obra.
No sé si sea cualidad o defecto, pero yo pienso en voz alta, se me ocurren ideas, pero difícilmente laa empujo por mi cuenta... pero en este caso, ahiva saliendo.
Si hay algo que me cuestiona y me indigna desde hace mucho es el abandono de los niños, nuestros niños, quienes por el hecho de ser la generación que sigue, deberían ser responsabilidad de todos. En este sentido, impulsar a que una persona se haga dueña de si es la misión de la educación, y esto se logra trabajando en aspectos concretos que otros adultos en el entorno no atienden... como el aprender a leer, encontrar el respeto a la vida en la convivencia con la naturaleza, jugar, imaginar, vivir como niños.
Así salió, al menos desde mi contribución, la idea de enfocar un proyecto en este semestre donde los alumnos de ética se hicieran cargo de reforzar en chicos que lo necesitan, la lectura... llevamos tres días de trabajo, iniciar es fácil, mantenerse... ya veremos... aunque espero que esta expedición de profesores y alumnos nos lleve a buen puerto, sanos y salvos.
Lo que me llama la atención es que en los detalles finos de este trabajo (libros, materiales, organización, etc.) esté fijandome en tanto detalle... pero eso ya es casi parte de mi naturaleza... años de dirigente scout, tres Microcamp y unas cuantas fiestas de cumpleaños han sido capacitación básica para hacerme cargo de algunos detalles... lo curioso es que hace algunos años no se me hubiera ocurrido que lo aprendido en una circunstancia me fuera a servir en otra, puedo afirmar que estos dos días de incremento exponencial en el trabajo me resultan satisfactorios.
No sé que tanto este esfuerzo contribuya a formar grandes lectores, lo que sé es que posiblemente contribuya a dejar salir rasgos de grandeza en quienes estamos metidos en esto.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Cuestión de percepciones

Mes y medio - o más - sin entrar en este espacio...
Entre otras cosas, porque después de una larga temporada de vivir conectada a deshoras, principalmente por motivos de trabajo, las circunstancias cambian y como ahora trabajo tiempo completo evito conectarme a la red en casa... es curioso, pensé que esta pseudo adicción de estar consultando constantemente el correo o entrar a perderme en el internet era irremediable, sin embargo no es tan difícil de erradicar, si uno encuentra cosas que hacer fuera de la red.

Por otro lado, en mes y medio he pasado de idea en idea para escribir y no he concretado mucho. Leí dos novelas que me encantaron: "La edad de la punzada" de Xavier Velasco y "Teoría de las catástrofes", de Trino Maldonado.
"Encantaron" es una palabra ambigua, porque el contenido más que encantarme me cuestionó. "La edad de la punzada" es una novela autobiográfica, de un Xavier Velasco que saca a flote su piel adolescente y cuenta su vida entre la secundaria y la prepa; secundarias y prepas que no me son ajenas porque el tiempo y el espacio es compartido con el escenario que narra el autor... sin embargo, más que la nostalgia por la adolescencia, la exposición del autor me lleva a la conclusión que los adolescentes - jóvenes adultos de hoy (acusados por mi generación y las de más arriba de vivir un periodo de adolescencia que se extiende casi hasta los 30 años) buscan lo mismo que buscábamos nosotros a los 15 o 16... y entre el desmadre y el riesgo de probar, también existe la preocupación, el dolor y el cuestionamiento... a pesar del internet y las redes sociales, la realidad no nos es ajena y extraña, cuestionante, pese a todo lo que le hemos añadido para evadirnos en el espacio virtual.

"Teoría de las catástrofes" es un libro que puede leerse hoy, en que el escenario chilango se ve invadido por la CNTE. Oaxaca en el 2006 se extiende hasta la Ciudad de México en el 2013; el conflicto no está tan lejos como se veía en el 2006, porque no se ha terminado; y aquéllo que se supone parte del pasado ("Guerra sucia") no lo es... no lo ha sido durante mucho tiempo. Vivimos en una sociedad que nos abarca, pero al mismo tiempo excluye. Lo peor, es que sé lo que siente vivir en medio del caos, y con la inminencia de la catástrofe, que es la única posibilidad para iniciar la reconstrucción... porque finalmente es eso... la vida la vamos reconstruyendo.

¿Por qué se titula esta reflexión cuestión de percepciones? Porque después de un mes y medio de especular que escribir me encuentro con esa fria afirmación de Guillermo Arreola en la página de sinembargo.com: "La disciplina, infierno imprescindible para la creación", hacer algo siempre requiere de cierta autocontención... y para algunos dispersos como quien escribe, la autocontención es algo muy parecido al infierno, y al mismo tiempo, absolutamente necesario.

Como escribir una novela, Tryno Maldonado  


lunes, 22 de julio de 2013

"Vacaciones"

Hasta hace unos 21 años mi idea de "vacaciones" incorporaba dos tipos de plan:
Plan A: bueno, estas se me terminaron hasta que me casé, y consistían en llegar a algún punto, sin reservaciones y con dinero, para quedarme sola en algún lugar que me interesara conocer. De hecho, el "Plan A" tuve pocas ocasiones de ejercerlo; es más, lo que ahora son estancias por motivos de trabajo en algún punto fuera de mi casa, se han constituído una especie de sustituto del plan A.
Plan B: Viajar a algún lado, y llegar a un punto en donde pudiera hacer tres cosas... ponerme un bikini, tirarme al lado de una alberca o una playa, y leer novelas o crónicas. Esta versión de las vacaciones funcionó por algún tiempo, hasta que llegaron los hijos.
Desde entonces, la versión de las vacaciones ha sido estar en la alberca o en el mar, de cualquier forma menos sentada, asoléandome y leyendo.
Asoléandome, pues ya no... pasé del bronceador con FPS 16 al bloqueador FPS 50... ¿leyendo? primero los hijos los convertí en criaturas acuáticas... pero en lo que se hacían hábiles había que entrar con ellos a la alberca y estar allí en plan de salvavidas... no se puede leer, con trabajos se puede platicar.
Uno espera que con el tiempo, los hijos "agarren juicio" (así se dice en Tuxtla)... y que también agarren camino para despejarle a uno un poco las vacaciones y dejarla hacer lo que quiera (tirarme en un camastro y leer, por ejemplo), sin embargo, con mi hija esto no ha sido posible... hay dar maromas en el agua, entrar al mar, tirarse clavados (lo hacía desde un trampolín cuando tenía 4 años, no sabía ni nadar... y la alberca tendría 2 m. de profunidad... su mamá tenía que estar allí para cualquier eventualidad)... para mi hija, además, es requisito imprescindible para las vacaciones el mar o la alberca (no importa la temperatura) y tener un acompañante del que pueda abusar a su gusto.
Así que si bien se ha ido domesticando en estos años... las vacaciones en plan B se han vuelto remotas... el regreso de vacaciones incluye - en esta ocasión - un chipote en la cabeza que me hice por estar jugando a dar de vueltas en la alberca... cosas de la vida.
Y todavía no se terminan...

Y esta es la idea de mi hija sobre un "autorretrato" familar.

lunes, 15 de julio de 2013

Perderse para encontrarse



"De pronto, se encontró perdido en medio de la nada"... doble oximoron, es decir, ¿Es posible encontrarse perdido? ¿es posible estar "enmedio de la nada"?
Sin embargo utilizamos esta expresión cuando en realidad queremos compartir la idea que cobramos conciencia de que llegamos a un punto donde no reconocemos elementos que nos permitan identificar el lugar en el que estamos; por este motivo, tampoco contamos con información que nos permita emprender el camino hacia un punto seguro.
Perderse es parte de la experiencia de vida; de lo contrario, ¿cómo se puede identificar el encuentro? 
Pienso en todo esto mientras vamos de viaje. Para mí, la mejor manera de conocer una región es trasladándose a través del territorio. En lo personal, me encanta viajar por carretera, es una forma de constatar cómo funcionan las cosas, fuera de las declaraciones y los decretos, y de darme cuenta que en pleno siglo XXI, efectivamente, hay regiones del país que funcionan com en el siglo XVI.
Emprendimos la marcha en familia por un camino que poco hemos transitado… rumbo a Oaxaca.  Una ciudad a la que llegamos después de elecciones, sin encontrar mucho de lo que uno – escuchando noticias – imagina que va encontrar: maestros en paro, miembros de la APPO, calles cerradas, etc.
Nada de esto, lo que encontramos es una ciudad que está señalizada de manera muy extraña, que de pronto tiene cruces para automovilistas que no conozco en ninguna otra parte, y que como muchas ciudades en México, permite que los cerros se vayan “democratizando”, es decir, poblando de viviendas para pudientes y no pudientes, mientras convierte el tránsito en laberinto.
Nos perdimos dos veces intentando llegar a Monte Albán, porque por todos lados aparecen letreros y señales, menos por donde uno realmente puede acudir… e igual nos perdimos de regreso, porque – además – de pronto cierran la calle que va para el centro, y hay que utilizar algún sentido de orientación para llegar a alguna parte.
En lo personal, no me molesta perderme – con luz de día y calles que entroncan con otras – es de familia; tomar rutas que uno no debe, o no piensa… tener que regresar, dar tres vueltas a la misma manzana… en realidad no es relevante; finalmente uno puede preguntar ¿no?
Hay momentos en que pienso que uno no puede encontrar realmente lo que está buscando, sin un cierto sentido de pérdida… y un gozo de descubrimiento.

 La ciudad de Oaxaca, desde Monte Albán, con la vista al auditorio de la Guelaguetza, toda una historia familiar involucrada en la dichosa construcción.


sábado, 6 de julio de 2013

Limpieza

En días recientes en el trabajo iniciamos un proyecto colectivo... vamos a ordenar los espacios de trabajo.
Las instrucciones fueron: "hay que sacar todo lo que no se use" y clasificarlo en "sirve" y "no sirve", y bueno... si algo nos distingue en mi espacio de trabajo es lo literal que nos tomamos algunas cosas, para el viernes en la mañana ya teníamos una buena cantidad de objetos en el espacio asignado para lo que "no se usa":




Los seres humanos nos distinguimos por nuestra relación con los objetos y como hacemos que vayan formando parte del hábitat (no por nada fuimos homo faber), además  del uso que le damos a las cosas y como las interpretamos. Lo que para unos es objeto de uso, para otros es basura; lo que para unos sirve, para otros no; por ejemplo, las cajas que aparecen en las fotos, una está del lado se "no sirve" y la otra "sirve":

 
 Esta "no sirve"                                                                                                     esta "sirve"

En mi caso he estado a punto de llevarme del respectivo espacio alguna cosa que alguno de mis colegas ha desechado, porque considero que "sirve"... o - peor aún y que retrata mi espíritu acumulador - se me ocurre que "podría servir para algo", idea que es el pretexto que utilizamos para expresar nuestros apegos por las cosas:"esto podría utilizarlo en un momento dado" (yo he tenido que aprender a deshacerme de este pensamiento, porque en otras ocasiones que se me ha ocurrido guardar algo que "podría servir" en realidad he terminado comprando cosas que ya tenía almacenadas argumentando lo mismo).

Por si fuera poco, cuando una es algo obsesiva (¿algo?), fanática de la separación de basura para apoyar el reciclaje, el proceso de deshacerse de las cosas, tiene que pasar por una clasificación, ¿cómo voy a entregar un montón de papel si están engrapados o sujetos a fólders con "broches BACO"? (estoy hablando de aproximadamente 100 trabajos finales). Si llevaban acumulando polvo en mi cubículo es precisamente porque no me había dado a la tarea de separar, sin embargo, habemos algunos que no solo acumulamos para tirar, sino además tenemos que tirar en orden:

 
Aunque parezca que las hojas sirven, no , así dejé hojas, fólders y los broches quedaron en una bolista... je.


El ejercicio ha llevado a algunos resultados más allá de lo esperado: la inmovilidad de los objetos genera hábitats para otros seres vivos, con vida efímera; así que es factible que en el transcurso de la tarea se tope uno con algún cadáver. Yo me topé con estos dos inquilinos:




Deshacerse de las cosas no solo es una cuestión de limpieza física, es también un ejercicio de desapego, una reflexión entre el pasado y el futuro; pensar en nuestra capacidad para construir y re-construir una narrativa... y a veces hasta darse cuenta de cuanto generamos que pensamos que un día serviría y a la vuelta de los tiempos termina en la basura.






viernes, 5 de julio de 2013

Héroes

Esto de no escribir con frecuencia te lleva a acumular ideas por compartir; así que - sin más, van algunas que se han estado gestando desde la semana pasada.

¿Quién es el héroe?
Jorge Font es un ya no tan joven esquiador que a los 18 años quedó cuadrapléjico - como él mismo dice - haciendo lo que más le gustaba hacer. Escuchando su historia y la importancia que tiene tu red de familia y amigos para sacarte adelante, él señala algo muy importante: los hérores son personas comunes que en un momento dado hacen cosas extraordinarias.
Lo extra-ordinario surge de situaciones que nos sacan del fluir de lo cotidiano: la enfermedad, los accidentes, las pérdidas, por ejemplo. Todo esto nos sucede al simple mortal que somos, ¿en dónde está lo extraordinario? en adaptarse, fijarse una meta y trabajar para conseguirla.
A veces pensar la forma en que superaremos un problema es incierto, porque la realidad nos impone limitaciones y lo que hacemos ante las circunstancias nos transforma... no se puede regresar al punto de partida en las mismas condiciones, algo se transformo: experiencia, capacidades, visión de la realidad, crecimiento.
Lo heroico es sumarse a esta oportunidad de crecimiento y pasar de la perspectiva individual a la comunitaria... la forma en que asumes las circunstancias te transforma, y toca la vida de los otros, transformándolas.
¿Qué se necesita para convertirse en un héroe? ni siquiera pensar en ello, responder a la circunstancia rebasando la negativa, el duelo... y hacer algo... estar allí, acompañar, donar sangre, participar... algo, que construya.
Y así, conozco una familia que en estas fechas se ha enfrentado a dos dolorosas circunstancias, y lo que han hecho en conjunto es actuar, sumarse... alrededor de una joven madre que con todo y un diagnóstico de cáncer elige tener a su hija y se pone a trabajar para buscar aliviar algo más que su circunstancia personal, o alrededor de un joven que no merece ser víctima y que sin embargo ha contado con una red de soporte que está permitiendo lograr algo que parece imposible - pero que desde lo humano solo puede explicarse gracias al misterio de la Vida y al esfuerzo que mantiene la esperanza... un milagro.
Un milagro que atribuyo a la suma de voluntades de personas comunes que demuestran que son capaces de lo extraordinario.



miércoles, 26 de junio de 2013

Gira 180°

En el libro aquél del cuerpo humano, de la colección "Time Life" - "niños" menores de 30 años, pregúntenle a sus papás de que estoy hablando - estaba aquélla imagen comparando los ángulos de visión que tenemos los seres humanos en relación con otras especies... y al parecer es razonable... a la mayor parte de nosotros nos sirve para transitar por la vida sin tantos incidentes fatales.
Lo que observamos de la vida lo vamos almacenando y procesando en el cerebro, y de allí vamos generando ideas, que tienen la función de explicarnos el mundo.
Estas ideas nos dan una visión amplia o estrecha de la realidad; la realidad es todo aquéllo que sucede fuera de nosotros y nos afecta, pero nosotros vivimos con interpretaciones de la realidad, basadas en nuestras ideas y nuestros filtros perceptuales.
Sucede que tarde o temprano en el camino nos tropezamos con obstáculos que parecen infranqueables... una pared de ladrillos a la mitad del camino, curiosamente se aparece en un ángulo por el que acabamos de doblar y francamente ni siquiera la imaginábamos ¿qué hacemos entonces?
En la conferencia del Dr. Randy Pausch - "The last lecture" - el tema se aborda con la afirmación "las paredes de ladrillo existen para que compruebes que tanto deseas algo"... un obstáculo es un obstáculo porque intuímos que detrás de él hay algo que nos resolverá un problema.
Pero no deja de estar allí... y no es la terquedad, sino la inteligencia, lo que nos permite salvar la pared y llevarnos un aprendizaje.
¿Cómo se aborda un problema? ¿por qué sabemos que es un problema?
A veces nos enfrascamos en el problema y lo convertimos en un lastre porque solo lo contemplamos desde un ángulo... estamos frente a la pared, aferrados a nuestros sentimientos (que provienen del pasado), nuestras ideas, sin darnos cuenta que tenemos justo a nuestras espaldas el espacio abierto... que no vemos porque no tenemos un ángulo de visión que nos lo permita.
A veces el sentimiento nos mantiene mirando el problema desde un solo frente - no es un gran descubrimiento, pero cuando en la práctica nos enfrentamos con los problemas nos tardamos - unos más, otros menos y para otros es muy difícil, en buscar otro ángulo para contemplarlo... no nos movemos ni un céntimetro, tampoco giramos.
Soltar el sentimiento que nos mantiene enfocados en un solo punto, cambiar el ángulo de percepción y transformar la culpa para pensar más en el futuro que en el pasado es algo que se aprende, y que distingue a quien sale adelante de una situación difícil y consigue lo que busca de alguien que culpa a la pared por estar allí, y no acepta que tiene un área de oportunidad simplemente si suelta aquéllo que no le permite ver las cosas desde otro ángulo.
¿Has visto las moscas que se topan una y otra vez contra el vidrio de la ventana buscando escapar? A veces no somos muy distintos a ellas.


sábado, 22 de junio de 2013

Si - ochentera, fresa y cursi - ¿y qué?

A los que nos tocó transitar entre la prepa y la universidad privadas entre finales de los setenta y principios de los ochenta nos queda al cien el apelativo de "fresas"... tanto, que cada vez que actualizo mi CV me da cierta penita aceptar que sí, estudié en la Anáhuac (cuando solo había una).
En defensa propia y la de mis compañeros de generación, debo decir que fresas éramos, pero nada de "ladys" o "mirreyes", porque los que había no gozaban de muy buena reputación ni siquiera en esa comunidad univesitaria, eran muy pocos y las devaluaciones (la defensa perruna del peso) no respetaban ni la elocuencia y ni el llanto de don José López Portillo.
En medio de todo esto, solo unos pocos afortunados (Satelucos, Polanco, Lomas y más arriba) tenían acceso al cable... a los demás, las ventanas del espectáculo eran Televisa, Televisa y Televisa; algunos "conocedores" y "outsiders" se daban el lujo de ser fans de Queen (y hasta viajaron a Puebla al legendario concierto de la banda, que no me explico - después de los desplantes de U-2 - cómo le hicieron para venir a México)...
Los demás, y particularmente mi círculo, ¡ay Dios! que pena decirlo, escuchábamos en FM-Globo estéreo (102.5, nadie diría que hoy es el espacio de Carmen Aristeguí) a Mocedades, José Luis Perales, a Daniela Romo y a Emmanuel. Después se consolidó en el 99.9 el rock en español, pero - por cuestiones de grupo y mantenimiento de la imagen hiper-fresa, me quedé en FM-Globo.
Por supuesto, no toda la música en español se tocaba en el radio, la música para "conocedores" - un fuerte movimiento compuesto por argentinos, chilenos, mexicanos, cubanos y algunos españoles que cantaban canciones italianas - eran privilegio de conocedores, y el rango pasaba de trova hasta canciones que solo he escuchado en discos, cintas y ahora en mi I-pad, como es el caso de aquélla de Lolita (1975) titulada "¿No notas que estoy temblando?", que a decir de mi amigo Ricardo - compositor también - era la excepción de todas las canciones compuestas por Juan Carlos Calderón (aunque para ser sincera, más de una letra es francamente incitante)... en esos tiempos la seducción y el sobrepasar los límites estaba muy, muy, muy asociada con la letra de algunas canciones: "Linda", con Miguel Bosé, "Con olor a hierba" (pasto, no cannabis) con Emmanuel, etc.
 Tenemos una memoria musical, que a veces funciona como el túnel del tiempo, detonador de nostalgia o incluso desahogo... y emblemática para mí - entre otros que destacaron de aquélla época - ha sido Daniela Romo... quien en su momento (y hasta la fecha) convirtió en canciones amores y tropiezos.
Así, hoy me resulta muy signiticativo encontrar la recopilación de canciones que hace en el disco que grabó una vez superada su reciente enfermedad... y curiosamente, en su circunstancia y en la de much@s otras personas... la letra de la canción - que le encantaba a mi amiga Norma y que a mí me rescató un par de veces, resulte tanto consoladora y esperanzadora; desde mi punto de vista, a veces lo cursi nos hace más llevadero el momento:
 


(No encontré una versión más reciente, este es el video original)

Si, ochentera, fresa y cursi.... pero también otras cosas.





jueves, 20 de junio de 2013

Salvavidas

En los últimos días he estado trabajando sobre el asunto de mis apegos, y lo más difícil de todo esto ha sido tener que enfrentar el síndrome de abstinencia. Finalmente me ilustraron al respecto... si el apego se define como un fenómeno psico-biológico que tiene su origen en la relación entre el ser humano vulnerable que somos cuando nacemos y el adulto que nos presta atención - sea o no la misma persona que nos acogió en el útero - se puede concluir que el apego es necesario para nuestra supervivencia.
Los apegos son salvavidas cuando necesitamos algo a que asirnos para sobrevivir, física o moralmente, y en este sentido también puede tratarse de personas, objetos, ideas, imagenes, fantasías, sustancias... lo que uno considera que lo puede sacar a flote.
El problema es seguir cargando el "apego-salvavidas" cuando logramos salir del agua, pensando que lo podemos necesitar en un momento dado... aunque el camino nos conduzca a la mitad del desierto. Así se trate de objetos, de comportamientos o de ideas, los apegos se integran a la biología y el ecosistema personal... "no nos hallamos" sin nuestras cosas, no estamos dispuestos a renunciar a nuestros escapes, pensamos que no podemos soltar algo "porque lo podemos necesitar más adelante"... vamos acumulando cosas - o nos vamos casando con ideas - dejando en ellas la esencia de lo que somos... sin darnos cuenta que realmente no son los apegos los que nos definen, pero yo diría que esto se debe a no querer explorar en la persona que cada uno es, y temer a la convivencia con uno mismo.
En otras palabras... el problema es no tomar la iniciativa para aprender a nadar.
Los apegos nos disfrazan la realidad, y a medida que vamos poniendo obstáculos entre uno y la realidad, vamos perdiendo perspectiva... pero comenzar a quitarse apegos - nunca me lo imaginé - también genera ansiedad... ¿qué sucede si me encuentro conmigo y no me gusto? ¿qué hago si finalmente acepto la realidad o me acerco a ella de manera cruda y dura? ¿podré con esto?
Yo todavía no termino de preguntármelo... pero hoy sé una cosa. Le agradezco a la destinataria de la llamada de auxilio que no me haya respondido, porque tuve que preguntar por otros lados y cuestionarme... y si bien el duelo por la separación por aquéllo que reconozco ha sido uno de mis apegos más profundos por mucho tiempo ha sido de manera particular físicamente desgastante, allí la llevo... forzarme a mirar las cosas desde otra perspectiva, finalmente, me ayuda a ampliar el horizonte; y tener más amplitud de campo, me permite identificar opciones.
Hay que dejar el salvavidas a la orilla de la playa y seguirle.





viernes, 14 de junio de 2013

El bote es el lugar para la basura

Para Aixa

Alguna vez le escribí a una amiga una nota que decía esto, precisamente, el lugar para la basura es el bote.
Sin embargo, hay ocasiones en donde me tropiezo con la basura, y francamente se me olvida que debo depositarla en otro lugar. Para ello, el primer paso es reconocer a la basura como basura y elegir ponerla en su lugar.
Profundizando un poco, ¿qué significa esto?
Los seres humanos somos generadores de todo tipo de basura, y no me refiero únicamente a envases de PET o empaques de cartón, o cualquier otro tipo de desechos; me refiero a la basura existencial... aquéllas emociones, actitudes, sistemas cerrados de ideas, prejuicios, que nos obstaculizan el pensar y emprender acciones creativas en muchos sentidos.
La cuestión es que muchas veces solo percibimos las dimensiones, pero no somos capaces de identificar la basura como tal, ni tomamos decisiones al respecto.
Me queda claro que la basura no puede ignorarse; incluso me atrevería a decir - tanto con la basura física como la existencial - que es una cuestión de administración y liderazgo... aquél que quiera llegar a alguna parte, tiene que reconocer que hay basura - ya no digo obstáculos - basura en su camino, y tomar una decisión de donde ponerla.
La basura no puede simplemente cambiarse de lugar, debe separarse y quedar contenida en alguna parte: el bote, el relleno sanitario,  particularmente en el sistema personal de alertas en donde se deposita para ser reciclada - en un momento dado - como una dosis de "ubicatex", indispensable para combatir la arrogancia.
La ley de la conservación de la materia nos dice que no puede simplemente desaparecerse; y si no se puede desaparecer - porque se convierte en otra cosa - tampoco puede ignorarse.
Por lo tanto, concluyo que una cualidad del liderazgo es tener la capacidad para reconocer la basura y la voluntad de colocarla en el lugar apropiado... nunca hacer como si no existiera, porque al final, la basura que se acumula y se ignora termina por sepultarnos.


jueves, 13 de junio de 2013

Arqueologías

Una vez me regalaron un libro titulado "La gran aventura de la arqueología", tendría como diez u once años... El libro relataba las historias de los arqueólogos euorpeos de los siglos XIX y XX y sus descubrimientos en Persia, Troya, Creta, y demás sitios legendarios.
Después me tocó vivir la etapa de la suscripción al National Geographic, y allí, las historias que siempre me resultaron fascinantes fueron, precisamente, las de arqueología: los nuevos sitios, las contradicciones, los hallazgos... y el horizonte se amplió a China, América Latina, y otros muchos lugares.
El mundo lo conozco por fotografías, más que por experiencias.
Hoy la conversación me trae a esos recuerdos, porque sucede que estoy con dos viajeros, quienes de pronto se ponen a conversar sobre vacaciones, y los sitios no son precisamente playas, sino esos espacios lejanos - en tiempo y ubicación - que para mi son fotos y puntos en el mapa.
Atreverme a pensar que hay lugares en el mundo que son más que referencias, me cuesta trabajo... y siempre he tenido a quien me saque de mi zona de confort para aventurarme a ellos.
El problema es este... tengo tantas ocupaciones aquí que ¿cómo aventurarme simplemente por hacerlo?





Bueno, me aventuré a Calakmul, por segunda ocasión... y peleando contra mí.

jueves, 30 de mayo de 2013

Polvo en tus ojos

For Richard, Paula and Kathy Flores

Hoy es un día difícil, comenzó con una noticia que le pega a mi corazón, porque mi vida se compone de lo que he pasado con otros, lo que he aprendido y lo que me han brindado, y no puedo evitar que la noticia de hoy le duela a mi corazón y me haga presente la experiencia de ser impotente ante lo irremediable, de la imposibilidad de estar y acompañar dada la distancia, y el sentimiento de orfandad en la que te deja la partida de alguien que llevas en el corazón.
Entre los grupos scouts de la zona de Satélite, Echegaray y anexas (incluye Arboledas), los hermanos Flores eran legendarios… del 122 de Bulevares al 302 de Arboledas: Eduardo y Ricardo... los conocí en los diferentes encuentros entre grupos scouts que teníamos, yo pertenecí al 186 ¿Por qué destacaban tanto?
Entre otras cosas, por gritones, facha de malhumorados, apasionados en su actividad y – ya conociéndolos de cerca – por una inteligencia impresionante y un sentido de solidaridad y humanidad contagioso. Eduardo siempre me pareció un oso grizzli, de lejos… de cerca era una persona que sabía de todo… y que tenía el ánimo de un paracaidista cuando salta… porque los cambios en la vida de Eduardo fueron sorprendentes, dejó una vida de sateluco y una carrera de derecho para vivir en Chihuahua y estudiar pedagogía; la vocación de educador lo llevó al doctorado y desde allí se convirtió en alguien con una impresionante reputación en la Escuela de Graduados en Educación del Tec de Monterrey: el doctor Flores se convirtió en leyenda.
Y lo hacía con esa afirmación tan suya de que si las cosas no le salían como esperaba entre esos saltos que solía dar, siempre estaba la alternativa de convertirse en vendedor en Sears.
Me tocó vivir de cerca una temporada con los Flores, y desde hace años nos hemos encontrado y re-encontrado a lo largo de trayectorias… Eduardo, Ricardo, y sus hermanas Paula y Kathy.
Ricardo estuvo allí para que yo cumpliera el sueño de conocer la Tarahumara, no completa… más que conocer fue trabajar en la Tarahumara, y Eduardo y Kathy – avecindados en Chihuahua – me ofrecieron su casa en más de una ocasión, mientras Ricardo iba y venía, como siempre lo ha hecho. A Paula la conocí después, en el trabajo, y desde entonces también hay una especie de lazo de familia con ella.
Hoy me entero de la partida de Eduardo, quien – me da la impresión – siempre le dió un sentido muy particular al asunto de las llegadas y las partidas; y observo en esta despedida un ánimo de enfrentar la vida en sus propios términos… y enfrentar así la despedida.
Las personas se quedan en tu corazón por lo que te aportan, particularmente por la forma en que sus palabras y la experiencia de estar contigo te dan elementos para ampliar tus propios horizontes, para entender la vida… de Eduardo recuerdo al narrador de historias, al imaginador de posibilidades y al que me contó que en la despedida uno le dice al otro:
“Hoy volvemos a ser polvo en el camino, y espero que algún día vuelva a caer en tus ojos”.
Hoy caíste Eduardo, caíste en los ojos de más de uno… y te quedas en el corazón de todos.