domingo, 20 de mayo de 2012

Para alguien con rasgos de obsesiv@ compulsiv@ como una servidora, que de pronto algún virus te ponga un alto y te obligue a estar en cama, sin ganas - ni siquiera - de ver televisión es una experiencia que genera una gran cantidad de culpa, quien sabe por qué, ¿está uno obligado a utilizar/consumir todo el tiempo de manera constructiva? ¿se vale o no se vale hacer pausas?
 ¿Cómo aprovechar las pausas?
Me levanto al día siguiente con la desesperación de encontrar alguna respuesta para "algo", un "algo" que quisiera solucionar de manera inmediata (por ejemplo, ese kilo extra que marca la báscula y que se suma a mi mortificación y a mi disgusto de subirme en ella... kilo que por cierto me gané en dos semanas)...
Curiosamente, es cuando acudo al periódico, a la red, y me doy cuenta que cuando uno sabe leer y está dispuesto a escuchar o a ver más allá puede encontrar respuestas...
... un articulito sobre el chi, otro sobre cómo una persona logró bajar de peso utilizando técnicas de coaching y una conclusión al final...
Uno... si en realidad no estás a gusto con lo que tienes, cambiálo.
Para cambiarlo, necesitas localizar las causas, no solo tapar las consecuencias.
Una vez que aprendes a localizar las causas, puedes tomar mejores decisiones, es decir, puedes iniciar un proceso de auto aprendizaje.

Yo añadiría que hay que partir de la realidad, nadie va a llegar (desafortunadamente) con una varita mágica o la fórmula del "melate" para resolverte la vida... uno solo...

Hace un rato me encontraba dudando de los milagros, hasta que recordé que tengo amigos, muchos amigos. La amistad es un milagro por sí misma.

Y a veces hay que esperar a que el virus se retire o el cuerpo lo combata para comenzar de nuevo; hoy hay que cargar pilas.

Mañana será otro día, y la próxima semana estará llena de grandes y pequeños logros compartidos.

Luz


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