sábado, 5 de octubre de 2013

Del orden al caos y de regreso...

Ya lo declaré el otro día... soy poco metódica, y claro que esto me mete en problemas.
Mi abuela tenía una máxima - no es un dicho, es un imperativo de conducta - que hasta la fecha forma parte de mi súper-yo... "si ves algo tirado, levántalo y ponlo en su lugar".
¡Ay! toda la vida, hasta la fecha, ha sido un constante de levantar cosas y ponerlas en su lugar... en algunos casos, en otros, bueno... tengo que admitir que el gen acumulador me traiciona.
Por ejemplo, el otro día me di cuenta de que - después de la "ardua" limpieza a la que sometí mi oficina, de nuevo estoy acumulando cosas.
Y en casa, los domingos lucho porque las cosas se queden en orden, hasta el próximo domingo.
Mi abuela era de diario, todo alzado... mi suegra también era así... la cocina no podía quedar desordenada... la comida comenzaba cuando ella comenzaba a sacar ingredientes y terminaba cuando el último plato regresaba a su lugar - rechinando de limpio.
Pero poner intencionalmente caos para arreglar, reparar, mejorar algo que ya está hecho... es una tarea terrible... es donde se pierden las cosas, o las pistas... eso sucede con las correcciones a mi tesis... yo tengo que deshacer para rehacer... y vaya que la reconstrucción ha estado compleja.
Tengo esperanza de que quede mejor que la versión anterior... pero ¡ya creció un capítulo! (bueno, no necesariamente, reorganicé los contenidos).
El problema es que no puede quedar todo listo en un día,  y para mi una cosa es el caos que se va acumulando, y otra muy distinta es desbaratar para volver a armar... porque hay que dejarlo por momentos para ponerse a hacer otra cosa...
Sin embargo, solo el caos nos lleva a transformar, en el principio era eso, ¿o no?


No hay comentarios:

Publicar un comentario