miércoles, 20 de junio de 2012

Pasiones

Entre los humanos, no hay nada más apreciado que la racionalidad, que busca lo objetivo, la certeza, cualquier tipo de asidero para no dejarse arrastrar por lo opuesto: las pasiones.
Las pasiones humanas se representan como pecados capitales... dejarse llevar por lo subjetivo y el deseo es pecar, y desde niños el pacto social pretende educarnos para llegar a dominarlas.
¿Vale la pena dominar las pasiones? ¿Habrá que aprender a vivir con ellas?
Entiendo que lo que a uno le apasiona le llena de "algo" que difícilmente obtiene por otros medios, quizá tienen un elemento hormonal que nos presenta un atisbo del paraíso, por un instante... hasta que la razón entra en juego, y la conciencia nos "muerde" y remuerde.
Además del catálogo de pecados capitales, las pasiones se expresan a través de otras actividades: conocimiento y arte. Puede ser que solo lo que nos apasiona es lo que verdaderamente cultivamos, y es a esta perspectiva de la pasión que quiero referirme.
Apasionarnos por alguien o por algo, y no dejarse arrastrar por ello es un ejercicio sí de racionalidad, pero también de subjetividad: cuando algo te atrae lo quieres hacer tuyo, y si aprendes a poner algo más que los sentidos - la inteligencia - te darás cuenta que no es una tarea sencilla... porque llegar a hacer parte tuya algo que te apasiona requiere disciplina, esfuerzo y razonamiento.
El problema es que la pasión nos ciega, buscamos apropiarnos por la fuerza de lo que deseamos... y - por alguna circunstancia de la vida - aquéllo que deseamos es lo que se nos escapa, nos elude, se nos pone difícil, no logramos asimilarlo y también nos genera miedo e inseguridad.
Así, atreverse a hacer de uno aquéllo que es objeto de nuestra pasión se convierte en una lucha interna, de la que en ocasiones no tenemos conciencia... el cuerpo y la mente nos dan señales, pero no sabemos cómo intepretarlas, y es que aquéllo que es objeto de nuestra pasión, y el cómo lo traducimos en acciones propias nos genera incertidumbre.
Quizá esto explica porqué me he tardado tanto en terminar el trabajo de tesis, o porqué no termino algunas cosas que empiezo; tengo evidencias de que la tarea me apasiona... pero la cuestiono tanto, me genera tanta inseguridad que ni siquiera puedo poner orden en mis pensamientos, y menos en mis acciones... y todo porque me da miedo el resultado... que el resultado no esté a la altura de mi pasión.
Estoy hablando de un trabajo académico, pero sucede lo mismo con una relación amorosa... o te dejas arrebatar por el sentimiento, y terminas como el elefante que pasa a través de la cristalería... o te sumes en el miedo y la confusión que te impiden acercarte, hablar, expresar... porque tienes más miedo a perder aquéllo que quieres, que reconocer que tienes la capacidad de ganártelo.
El miedo es un sentimiento canijo...hoy me di cuenta que en algunos casos, tiene su raíz precisamente en mis pasiones.

Luz

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