martes, 10 de marzo de 2015

La cocina como metáfora

Mi hijo me sorprendió de manera muy grata la semana pasada, resolvió un reto en equipo que implicaba del diseño de un "Assessment Center" para una empresa. Su equipo obtuvo el tercer lugar, y lo más interesante fue su propuesta: hacerlo en una cocina.
Habrá que aclarar, la premisa del diseño de un AC es "comportamiento predice comportamiento".
Y es que la cocina es el mejor ejemplo de la una estructura organizacional basada en los méritos, el talento y la capacidad; el dueño de la cocina es el que sabe... siempre y cuando los estómagos de los destinatarios de sus creaciones lo validen.
Yo aprendí a cocinar observando, partiendo, escuchando... pero nunca "con las manos en la masa"... la cocina de mi abuela, la de mi madre, la de mi suegra son - o fueron - SUS cocinas; reinos particulares, en donde se obedece, pero no se mete la mano en la masa; al menos no mientras la dueña está presente.
Así que poner a cocinar a un grupo de ejecutivos para observarlos mientras preparan bajo ciertas condiciones un menú, no debe estar tan lejos de la realidad de la oficina; de hecho, puedo decir que no lo está... el espacio creativo que se llama "cocina" es propiedad de un solo artista a la vez, dos al mismo tiempo no entran, porque el conflicto personal entre la visión de uno y la visión de otro, aunque sea tácita, o la experiencia de uno contra la inexperiencia del otro, ciegos ante su propias fallas, solo consigue que se les queme la sopa.
En una cocina, cada quien asume su lugar; lugar que está fincado - perdón por decirlo - en la meritocracia, en la capacidad o los méritos comprobados... y como la realidad siempre es más triste que la ficción, tenemos pocas esperanzas de que aparezca una ratita que nos rescate con su talento.



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