domingo, 8 de marzo de 2015

¿Empoderando a las mujeres?

Algo en mi interior no termina por aceptar que exista un "Día Internacional de la Mujer", me hace sentir como una sub-especie de ser humano, que tiene que tener un día especial para acordarse de que en efecto, vivimos en una estructura social y cultural que nos ha convertido en sub-especie, y esta sub-especie de la que formamos parte lo ha permitido.
Considero que las posiciones extremas no funcionan muy bien, que la victimización en algunos casos no genera propuestas sobre las cuales construir. Si bien hay que reconocer el abuso, la exclusión y la injusticia que practicamos todos los seres humanos, el pretexto del género o de "todo lo que no es macho" es algo que llevamos cargando durante siglos y que al parecer se resiste a salir de nuestro esquema, tratándose de hombres o mujeres, o de elecciones de género como femenino, masculino o LGBTTTI.
Y nosotros mismo nos ponemos las trampas... decimos que queremos cambiar pero re-estrenamos Cenicienta, o la Historia del Zapatito, que tiene su origen en China ancestral y que ha representado durante siglos el esquema aspiracional de la mayoría de las historias protagonizadas por mujeres, a tal punto que el "vivieron felices para siempre", donde ella pone su destino en manos de él, quien por el hecho de ser el príncipe tiene todo casi resuelto, termina en lo que Colette Dowling llama "El complejo de Cenicienta", donde la Ceni en cuestión, llega a la casa del flamante marido a hacer lo mismo que hacía en casa de su madrastra, porque no puede imaginar algo más (para muestra, dese una vuelta por la película de Disney "Cenicienta II")... y ¿qué vas a hacer con toda la vida que tienes por delante? Dowling establece que antes que tomar las riendas del propio destino, lo que hace una (y me consta de algún modo) es encadenar el propio al del otro... al de los hijos... al de lo que sea.
Esta escalofriante reproducción de encadenar el destino a "funciones femeninas" se refleja en graves problemas sociales, que transitan entre la violencia intrafamiliar, la trata de personas o los embarazos adolescentes; la conclusión es que no educamos a nuestras hijas para hacerse dueñas de sí mismas... seguimos presentándoles historias de princesas sumisas e incluso le otorgamos status de exclusión a las protagonistas de aquéllas historias que pretenden tomar las riendas de su propia vida, con costos y oportunidades (recuerdo el escándalo que armaron las redes sociales el año pasado con motivo de que a una abuelita de Utah se le ocurrió decir que la película "Frozen" era gay).
Para cambiar el pensamiento, es importante cambiar la narrativa, y el empoderamiento comienza por reconocer capacidades, inventiva, creatividad e insumisión... pensar por una misma (diría Kant que es el fundamento del pensamiento crítico) y que esto sea un comportamiento aceptable, desde la afirmación de la personalidad y la libertad.
Para cambiar la narrativa, me he encontrado con historias y videos de los que hoy incluyo muestra.

Una pequeña historia que debiera ser obligatoria para niños y niñas en educación básica... y también un video que me hizo carcajearme... el día que las mujeres aceptemos que no somos una sub-especie, que no se trata de lucha de poder y que se puede tener independencia... tal vez hagamos efectivo aquello del empoderamiento.

 

"Tiemblen dragones", en inglés "The paperbag princess", de Robert Munsch, en México la publica Ediciones Castillo con ilustraciones de Germán Gedovius (adoradísimo por su servidora como ilustrador).

Y también una visión distinta de las princesas de Disney...



No hay comentarios:

Publicar un comentario