jueves, 20 de junio de 2013

Salvavidas

En los últimos días he estado trabajando sobre el asunto de mis apegos, y lo más difícil de todo esto ha sido tener que enfrentar el síndrome de abstinencia. Finalmente me ilustraron al respecto... si el apego se define como un fenómeno psico-biológico que tiene su origen en la relación entre el ser humano vulnerable que somos cuando nacemos y el adulto que nos presta atención - sea o no la misma persona que nos acogió en el útero - se puede concluir que el apego es necesario para nuestra supervivencia.
Los apegos son salvavidas cuando necesitamos algo a que asirnos para sobrevivir, física o moralmente, y en este sentido también puede tratarse de personas, objetos, ideas, imagenes, fantasías, sustancias... lo que uno considera que lo puede sacar a flote.
El problema es seguir cargando el "apego-salvavidas" cuando logramos salir del agua, pensando que lo podemos necesitar en un momento dado... aunque el camino nos conduzca a la mitad del desierto. Así se trate de objetos, de comportamientos o de ideas, los apegos se integran a la biología y el ecosistema personal... "no nos hallamos" sin nuestras cosas, no estamos dispuestos a renunciar a nuestros escapes, pensamos que no podemos soltar algo "porque lo podemos necesitar más adelante"... vamos acumulando cosas - o nos vamos casando con ideas - dejando en ellas la esencia de lo que somos... sin darnos cuenta que realmente no son los apegos los que nos definen, pero yo diría que esto se debe a no querer explorar en la persona que cada uno es, y temer a la convivencia con uno mismo.
En otras palabras... el problema es no tomar la iniciativa para aprender a nadar.
Los apegos nos disfrazan la realidad, y a medida que vamos poniendo obstáculos entre uno y la realidad, vamos perdiendo perspectiva... pero comenzar a quitarse apegos - nunca me lo imaginé - también genera ansiedad... ¿qué sucede si me encuentro conmigo y no me gusto? ¿qué hago si finalmente acepto la realidad o me acerco a ella de manera cruda y dura? ¿podré con esto?
Yo todavía no termino de preguntármelo... pero hoy sé una cosa. Le agradezco a la destinataria de la llamada de auxilio que no me haya respondido, porque tuve que preguntar por otros lados y cuestionarme... y si bien el duelo por la separación por aquéllo que reconozco ha sido uno de mis apegos más profundos por mucho tiempo ha sido de manera particular físicamente desgastante, allí la llevo... forzarme a mirar las cosas desde otra perspectiva, finalmente, me ayuda a ampliar el horizonte; y tener más amplitud de campo, me permite identificar opciones.
Hay que dejar el salvavidas a la orilla de la playa y seguirle.





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