domingo, 8 de julio de 2012

La bugambilia

Hace unos cuantos años... más de 30, la familia migró del sur para el norte, de la zona metropolitana de la Ciudad de México.
Entre las muchas cosas que acarreó mi madre, había una raquítica planta, que nunca alcanzó a sembrar en el patio de la casa sureña, y que - además - se la pasó resistiendo gol tras gol de mis hermanos, quienes justo habían colocado la portería del futbol en ese muro de la casa.
La bugambilia llegó totalmente raquítica... mi madre la mandó sembrar en una esquina de la casa, y desde entonces, ni siquiera las podas han logrado terminar con ella... aliviada de quedar fuera de la zona de gol, creció, se expandió, ha resistido inviernos y granizadas, y se asoma a la ventana de mi habitación.
¿Por qué me gusta esa planta? además de las hojas rojas que protegen sus frágiles flores, me gusta porque si tiene la oportunidad de trepar, trepa... y si puede hacerle compañía a un árbol, se lo hace, y de pronto me recuerda las esculturas del templo de Khajuraho en la India... y sí, debajo de esa bugambilia - que no es la de mi casa - hay un eucalipto.
¿Quién mantiene a quien de pie?




¿Cuál es la naturaleza que imita a la otra?

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