martes, 1 de enero de 2013

Resiliencia

La primera vez que me topé con esta palabra, fue en una revisión de entradas en un "hub", donde había que valorar la pertinencia y clasificación académica de una serie de direcciones. Recuerdoque me llamó la atención porque formaba parte de una serie de cátedras magistrales del MIT, sobre "Ciudades Resilientes" y entre otras se presentaba el caso de la Ciudad de México ante el terremoto del 85.
Después me topé con la palabra como un término de psicología, tomado de un campo del conocimiento completamente diferente: la física, en particular, de la mecánica de materiales.
¿Qué es la resiliencia? Cualquier ingeniero mecánico me respondería que es la capacidad de un cuerpo que ha sido sometido a cierto tipo de fuerza que le deforma, de recuperar su forma original.
Como el significado de nuestra existencia se comunica a través del lenguaje, y en ocasiones nos valemos de metáforas para hacernos intelegible la realidad, la psicología tomó de la física este concepto en el intento de explicar el comportamiento ante situaciones difíciles... porque hay quien no se destruye ante circunstancias que a otros nos pueden parecer inmanejables.
A veces me gusta pensar en esto de la resiliencia y el carácter como en el proceso de forja de una "katana", la espada samurai que se forja en un lento e intenso proceso para fundir y convertir unos trozos de metal en una sola pieza, ligera, flexible, precisa y orgullo de quien la porta. Las tradiciones caballerescas asociadas con las espadas les ponen nombre propio al objeto, rconocen a su forjador y representan la honra de quien la porta... y en todo ello, se encuentra este proceso físico de resiliencia... que podemos tomar como una metáfora en psicología.
Sin embargo, la resiliencia en psicología tiene que integrar en un solo proceso al artesano, la espada y el caballero... uno no nace resiliente, aprende a serlo y en la medida que se hace consciente se va forjando, consolidando espiritualmente.
¿Qué funda nuestra resiliencia? La capacidad de entender mis emociones como el primer paso para situarme aquí y ahora, en la experiencia difícil que vivo, lo siguiente sería apelar al auto-examen, que me pemite distanciarme de alguna manera de la emoción e indagar la mejor forma de responder, distinguir lo urgente de lo importante, separar prioridades, buscar recursos... actuar.
Pienso que ningún proceso de reconstrucción, de vuelta al ritmo de una vida con menos sobresaltos es un proceso que se da simplemente dejándose llevar... hay que apelar a la inteligencia y tomar decisiones, paciencia y constancia... y así encontrarse con un nuevo orden en la existencia.


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