domingo, 9 de noviembre de 2014

Evolución

El dinosaurio llegó, como de costumbre, esperando que su ferocidad y sus dimensiones, pero ante todo, su incapacidad de responder más allá de sus propios impulsos, tuviesen el efecto que siempre había tenido... es decir, esperaba a un grupo de personas temblorosas, agachadas, muertas de miedo...
Y lo que encontró, fue un grupo de personas indignadas, quienes se nutren entre todas de la energía que genera la indignación colectiva.
Estaban dispuestas a preguntar, a interpelar, a hacer preguntas que al dinosaurio le resultaron incómodas.
Se dio cuenta que ya no le tenían miedo, le exigían que rindiera cuentas, que hablara con claridad.
No bastaron los videos, las explicaciones,
No funcionaron las evasivas,
Nadie bajó los ojos,
Nadie tembló de miedo,
Y al dinosaurio, protegido por la distancia y el templete,
de pronto se le puso a funcionar otra parte del cerebro... la que corresponde a las emociones...
Supo entonces lo que es sentirse impotente, y cercado.
Y dijo "ya me cansé" porque no pudo decir otra cosa...
Los otros dinosaurios, ni siquiera se han atrevido a presentarse,
saben que su destino será semejante... sentirán impotencia, incapacidad,
sabrán algo sobre el miedo,
Tarde o temprano, tendremos que evolucionar, y algún día tal vez, llegaremos a otro nivel,
al de la empatía y la solidaridad,
a aquél que auténticamente nos lleva a mirarnos como seres humanos...
Tal vez entonces nos podremos de acuerdo,
nos cuidaremos unos a otros, y cuidaremos a quienes no pueden cuidarse por sí mismos.
Hoy solo podemos reconocer que es un proceso inevitable, y que el cansancio no es pretexto para remontar hacia un mejor horizonte.
O qué, ¿nos vamos a quedar contemplando la barbarie?


No hay comentarios:

Publicar un comentario