lunes, 1 de abril de 2013

Vacaciones en familia

Mi padre y yo pensamos lo mismo... agarrar camino en Semana Santa... 1,307 kms de ida y de regreso a Mérida, más los puntos intermedios.
Yo en realidad pensaba fugarme sola con mis hijos... mi padre pensó en fugarse con mi madre, su hija mayor y su nieta... y así sucedió. 1,307 kms. de recorrido para llegar a visitar  a mi hermana, mi padre de 77 años al volante (ni quien lo quitara de allí) y el resto del mundo (o sea, mi mamá, mi hija y yo).
Como si la distancia no fuese suficiente, también tuvimos aproximadamente 200 kms. diarios de recorridos: selva, zonas arqueológicas, haciendas, mar... mi hermana planeando sus recorridos a pura intuición (así viajó a Europa, así fué y regresó de China... le basta un mapa y decir "es por aquí")... y nosotros siguiéndola como si en verdad supiera para dónde vamos y que vamos a encontrar... pero resulta que no, que mi hermanita confiesa que "conoce muchos lugares nuevos cuando la visita su familia", es decir, ni siquiera ella - que vive en Yucatán - sabe exactamente para dónde vamos.
Eso es turismo de aventura y no otra cosa... no sabes para dónde vas, dónde vas a llegar y qué te vas a encontrar... pero resulta divertido, finalmente uno no va en procesión a Chichen Itzá (aunque al menos hay que ir una vez en tu vida), sino a Mayapán ... o se avienta 40 kilómetros de brecha (y 320 kilómetros de carretera) para llegar a Calakmul,  o pasa un buen rato investigando si es verdad que los bisabuelos (los abuelos de mi padre) tenían tres haciendas y en qué condición se encuentran (lástima, las propiedades se perdieron en expropiaciones)... o conocer un proyecto de centro comunitario que en este momento es pura selva.
Así aunduvimos, a pesar de las objeciones de mi hija - quien detesta las caminatas por los sitios arqueológicos y solo le interesa el mar, las albercas y mojar a su madre - hubo oportunidad de sumergirse en el silencio de la selva y sus aromas, observar aves, convivir con otra visión de la vida y - por supuesto - meter los pies en el Golfo.
Viaje sin plan... repleto de experiencias... como la vida, diría yo.




Calakmul, Campeche.

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