sábado, 16 de marzo de 2013

La enfermedad como trancisión

Dirán que no es para tanto, pero una infección en la garganta que según la que escribe se curaría sola, me ha tenido tres semanas en malas condiciones... nada más no acabo de sentirme bien.
Pero la reflexión alrededor de los hechos tal vez es la mejor lección.
Acostumbramos dar por sentado que el cuerpo funciona como debe, y pasamos por alto señales que de atenderlas oportunamente no nos llevarían a destinar esfuerzos extraordinarios para recuperar el estado de bienestar.
El cuerpo y la psiqué son un sistema, el trabajo de la razón, al menos uno de los trabajos, es procurar el equilibrio, pero vivimos un mundo que nos absorbe demasiado; nos va robando la atención hacia aquéllo que nos parece urgente de resolver. Imposble decir NO, imposible pedir tregua, imposible - en ocasiones - deshacerse del temos que nos genera el cederle parte de nuestro destino a otra persona.
¿Imposible?
El cuerpo te marcará el momento de desbalance, la pausa necesaria, y la reflexión ineludible... ¿qué estoy haciendo? ¿me hace más feliz vivir con presiones que muchas veces son más bien producto de mi perspectiva de las cosas que aquéllo que sucede en realidad?
La respuesta a esos "imposibles" la llevo todavía puesta... las inyecciones terminaron hace 8 días y todavía me recuerdan que nada es imposble, particularmente elegir llevar la vida en forma más disfrutable.
¡Cuídate!

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