miércoles, 6 de febrero de 2013

Para mis amigos ciclistas

Una día la Vida se despierta con ganas de recordarte que estás vivo,
y toma su forma más seductora... se viste de blanco, calza sus zapatos rojos y sale a la calle con paso lento, cadencioso, hipnótico,
camina por la acera en contrasentido del ciclista que circula por la calle...
sonríe maliciosa, mantiene el paso... y engancha la mirada del ciclista,
quien no puede dejar de voltear cuando deja atrás esa aparición, con el previsible resultado.
Termina estrellándose en el pavimento... mientras sin perder el paso... la Vida se aleja con una sonrisa de malicia.
Horas después, estás en la sala de urgencias, haciendo recuento de los daños...
... la piel es frágil y se rompe,
... el cuerpo va taponando heridas,
... te acabas de dar cuenta que en el cuerpo hay espacios en los que nunca piensas.... y los tienes presentes porque duelen,
... el hueso roto, la confusión....
y a tu lado no hay uno, ni dos... hay muchos que están ocupándose de tí, en diferentes formas.
Finalmente, te dejan solo un momento sobre la camilla... y allí aparece de nuevo,
sabes que es ella, por los zapatos rojos, el andar despreocupado, la sonrisa de quien se sabe dueña,
se acerca, pone el índice sobre tu boca dispuesta a reclamarle la mala broma...
aproxima su rostro a tu mejilla y te susurra al oído... ¿ya te diste cuenta? hoy estás más vivo...

Para Rafa Furlong y Marco González.... ciclistas.

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