miércoles, 3 de septiembre de 2014

El derecho a equivocarse

Creo que en la "gran familia mexicana" no hay peor cosa para un hijo que ser desobediente... y no importa la edad, la desobediencia es el origen de infinidad de historias y tragedias, reales o ficticias, en donde la imposición y la emoción se pasan por encima del diálogo. "Las cosas tienen que hacerse como yo digo, y si no, entonces están mal".
Pero, si bien no está consagrado en alguna declaración, pienso que a la larga uno tiene el sagrado derecho de equivocarse y el deber de rectificar... no hay de otra; en la vida no siempre nos manejamos con aciertos, y a veces aprendemos mejor cuando las cosas no suceden conforme lo imaginamos.
Pero ¿qué hay de ese patológico temor de los padres a que los hijos se equivoquen? o más ¿qué sucede con ese enojo que surge cuando el "consejo", la "advertencia" o lo que sea no es escuchado?... ¿qué hay cuando uno quiere defenderse y argumentar una posición contraria con base en el derecho a estar equivocado?
Uno de los aprendizajes más difíciles que he tenido es aprender que los hijos no son como uno quiere, y que por más que digas o muestres, tienen derecho a aprender equivocándose. Uno como padre tiene que confiar en que educó hijos inteligentes, tiene que hacerse responsable de dejarlos tomar decisiones y que se hagan responsables de las consecuencias... pero ¿cómo carajos nos quitamos el miedo? ¿o el desencanto?
La libertad es esencia de lo representa ser humano... ser libre es saber que uno tiene la posibilidad de equivocarse, y también de elegir qué hacer ante las consecuencias.