domingo, 31 de agosto de 2014

Retomar el rumbo

¿Cuánto cuesta  acometer y lograr una empresa difícil?
Cuesta lo que abandonas: la casa, el jardín, el cuerpo, a los demás.
Lo había experimentado a nivel micro, el desorden doméstico compuesto por el polvo, la ropa limpia sin doblar, los calcetines perdidos... pero hasta ahora caigo en la cuenta que hubo otro abandono, a pesar que consideré por momentos que no era tal, lo justifiqué pensando que "ya era tiempo de romper la dependencia" sin darme cuenta que la autonomía no se consigue con el abandono.
En estos dos años, me doy cuenta, mi hija se convirtió en una pequeña salvaje, berrinchuda, enojada, rebelde. Sé que ella no es así, que si insistes lo suficiente consigues que coopere... me doy cuenta que no está del todo lista, que faltan hábitos de cuidado, que tiene resistencias por superar, y que es tarea que a sus padres nos corresponde... ponerle atención... darse tiempo.
Para mí no es fácil vivir dos vidas, coordinar horarios, vencer la resistencia, enfocarme en aquí y ahora, cambiar de cachucha dependiendo de dónde estoy... pero no se puede soltar de golpe aquello que todavía no tiene suficiente refuerzo... hay que aflojar poco a poco.
Me cumplí aquello por lo que regresé a vivir en esta ciudad, y dejarlo atrás significa pensar para adelante... quiero más en esta carrera, pero tengo que atender, de nueva cuenta, lo que es importante.
Enfocarme en dos vidas, repartirme entre dos, hasta que me dé cuenta que me soltó y que puede caminar sola.
En este momento es lo más evidente, sé que hay otras cosas, y que si bien no puede uno volver sobre sus pasos, puede hacer el mejor esfuerzo por enderezar lo que sigue para adelante.

También buscar y entender que solo saliendo de la zona de confort puedes transformar la vida, hacerla más tuya y darle valor a aquéllo que consigues por esfuerzo propio.