sábado, 28 de septiembre de 2013

Hágalo usted mismo

Para Guagüis... no me olvidé de tu cumple.

La herencia de mis padres en ocasiones me ha sido útil y en otra no tanto... y  es que vengo de una familia donde nos gusta poner en práctica aquello de aprender por ensayo y error, antes de consultar los instructivos.
La cosa es asi, estoy descubriendo que para las artes plásticas, la costura, y cosas por el estilo, prefiero improvisar a seguir reglas. Mi abuela es una mujer metódica y práctica... de aquéllas que primero define las reglas, se allega los ingredientes, los pesa, y lo que le sigue; todo lo preparaba - como ritual - antes de lanzarse a la tarea. También para la costura eran medidas, pruebas, patrones, ajustes... y los resultados, hay que decirlo, nos llevaron a que de niñas ni a mi hermana ni a mi nos compraban vestidos... todos nos los hacían en casa, principalmente mi abuela.
Sin embargo, mi madre tiene las mismas artes, pero si yo improviso en muchas cosas, tengo que admitir que cuento con una buena maestra... mi madre primero simplemente salta sobre la tarea, y si bien hace y deshace, teje y desteje, finalmente consigue lo que pretendía en un principio, o algo totalmente diferente, pero que le sale bien... y así es para casi todo.
Mi padre, por su lado... prefiere intentar arreglar las cosas primero por su cuenta, hasta que o bien las abandona, o bien alguien más se hace cargo de arreglarlas... hablo de los arreglos domésticos, por ejemplo el de la instalación eléctrica, que nos tiene hoy en día con extensiones por todos lados, porque quien sabe como se le ocurrió arreglar el asunto.
Y bueno, ¿qué se puede esperar de los hijos de mis padres? tengo una hermana que debió estudiar carpintería, electricidad y plomería... pero es más o menos como mi papá y mi mamá mezclados (medio improvisa, medio se empeña en hacerlo ella misma, medio termina, y antes de que termine ya se le ocurrió hacer otra cosa - yo padezco del mismo mal); otro que vive arreglando su carro, y yo... (somos la mitad de la tropa) quien consigue pensar "estratégicamente" solo cuando ya echó a perder la primera versión del proyecto en cuestión.
Y sin embargo, este mal no solo es trabajando sobre el proyecto... es sobre la infinita capacidad de imaginar posibilidades de diferentes trabajos que me encuentro en una de estas tiendas de "hágalo usted mismo"... Home Depot, telas Parisina, Lumen, por mencionar algunos de los lugares por los que me lleva la vida y que de pronto hace que se me ocurran ideas (aunque me pasa también lo mismo cuando entro a "coursera").
Hoy tengo que deshacer un proyecto que comencé a lo loco la semana pasada (un vestido) todo por no tener la prudencia de allegarme todos los recursos para comenzar con este trabajo... pero hoy también terminé una pintura (más bien un "arranque" chistoso) y arreglé las mangas de una camisa, que llevaba como un año esperando que me diera tiempo de hacerlo... en compensación, fuí a Parisina a comprar cierres y salí con cuatro proyectos, que en este momento se suman a otros dos, representados por metros y metros y metros de tela...
Pero hay que respetar las herencias que me tienen así, en el "hazlo tú misma".

miércoles, 25 de septiembre de 2013

"Estoy 'nojada"

Mi hija tiene una expresión muy particular para expresar su disgusto o indignación ante una situación... "Estoy 'nojada" dice,  con la ventaja que si uno es lo suficientemente persistente y creativo, tiene capacidad para desvanecer ese enojo a la vuelta de un momento.
No sucede lo mismo conmigo en estos días... estoy enojada, no tanto porque no deje de llover o porque los días nublados sin sol uno tras otro no permita siquiera la remota posibilidad de contemplar una tarde de cielo limpio después de la lluvia y respirar la humedad que se evapora en cuanto las nubes le abren paso al sol.
No, estoy enojada - indignada sería la palabra correcta - porque descubro que los desastres no son naturales; se detonan por fenómenos que se rigen por fuerzas que no están en control de los seres humanos... pero aquéllo que si podemos controlar, en realidad no lo hemos hecho, gracias a que cada una de las técnicas y artes que desarrollamos durante siglos buscando una mejor forma de vida, se han visto pervertidas por la corrupción, la avaricia y la indiferencia.
¿Qué lleva al desastre? la apatía ciudadana, decimos que vivimos en una democracia, pero actuamos como los hijos consentidos del señor Noble, incapaces de pensar por sí mismos o de actuar utilizando una visión que rebase la punta de su nariz porque allí está "papi" que resuelve todo con su dinero, con tal de no hacerse cargo de la relialidad, y quien se ve obligado a montar una farsa "darles una lección" (ah, que bonita es la vida en las películas... terminan bien).
Sin embargo, la vida real es más cruda... padres consentidores o controladores, ambos mal educamos hijos, los volvemos apáticos, inútiles... porque no queremos correr el riesgo de que enfrenten la vida.
Lo mismo pasa con la relación entre "ciudadanos" y gobierno... esperamos que nos den, nos conformamos con lo que nos dan porque pensamos que es una gracia, no un derecho, y por lo tanto no exigimos un mínimo de sensatez y respeto a los demás en la gestión pública.
Así, no solo debiéramos acusar de corruptos a quienes se enriquecieron con desarrollos construídos fuera de lugar, o utilizaron materiales de tercera cobrando las construcciones como si fueran de primera; también algo de vergüenza y memoria deberíamos tener los ciudadanos a quienes la lluvia no nos ha causado más que un simple resfrío... de lo que sucede todos somos responsables, porque no nos comportamos como personas autónomas, simplemente esperamos, nos horrorizamos, nos olvidamos del asunto con la película de Eugenio Derbez, y compramos tres latas que dejamos en los centros de acopio para tranquilizar la conciencia...
 Deberíamos reconocer más dignidad, tener más memoria, y después de la solidaridad dejar el paso a la indignación, y de la indignación pasar a las acciones... una sociedad bien organizada y digna no puede quedarse solo ponerle curitas a una tragedia... tendríamos que dejar de ser hijos de papi o hijos del ogro para hacernos cargo de nosotros mismos.
Estoy 'nojada (y eso que no he dejado de donar, porque se necesita, lo que no quiero es que se me olvide tanta corrupción y se me quiten las ganas de seguir haciendo algo para reconstuir algo más que casas y calles... reconstruir esta sociedad).
Gracias por la paciencia.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Madres de tiempo completo

Crecí en una generación donde apenas se difundía la planificación familiar y tener hijos - en efecto - quedaba en manos de la biología personal, no de la tecnología; en los tiempos de la trancisión entre la pildora y otros métodos y tener todos los hijos que Dios enviara era el destino al que una se sometía sin más... a menos de que se fuera a dormir a otra habitación y se encerrara con llave; por ejemplo, a mi madre le mandaron seis, y con un poco más de insistencia supongo que habríamos completado el equipo de beisbol.
Las madres de la generación de mi madre, no se contentaban con ejercer únicamente con sus sus hijos... eran madres de tiempo completo y sus funciones las hacían extensivas a cualquier incauto que se atreviera a caer por su casa.
Mi madre, por ejemplo, fué madre - entre otros - de la banda de la colonia y de una generación completa de ingenieros en sistemas electrónicos... en contados casos ambos - la banda y la generación - coincidieron; lo interesante es que hasta la fecha ejerce sobre esta tribu (que ya incluye nietos), y su hermana no se queda atrás.
Hoy quiero hacer memoria de otras dos madres de tiempo completo con quienes tuve el privilegio de toparme... ejercieron su trabajo más allá de la esfera de sus propios hijos porque las funciones maternas alcanzaron a cualquiera que cayese en su esfera de influencia punto.
Ambas se marcharon en el transcurso de esta semana, siento la necesidad de decirle a sus hijos que comparto en cierta forma su sentido de orfandad, porque a mi ambas me dejaron algo.
Una de ellas, desde que la conocí, era toda una matriarca... mujer norteña, al estilo de las norteñas educadas para bastarse a sí mismas; entusiasta, emprendedora, "echada pa'delante" como dicen... tuvo tres hijos, que en cierto momento fueron y siguen siendo como mis hermanos... al  menos así los siento (uno no necesariamente muy "hermano" ciertamente)... tengo muy presente que ella tuvo para mí lo que pocas personas tuvieron en un momento problemático... no es fácil dar la cara con parálisis facial, muchos hacen como si no la vieran aunque la vean... y uno tiende a cubrirse la boca para disimular el espantoso gesto que se esboza (y la tremenda frustración que se siente)... ella solo dijo una cosa: mira de frente y quítate la mano de la boca... y lo hice... y entendí que lo que importa es dar la cara... se lo debo, se lo reconozco, se lo agradezco... y su ausencia me pesa, porque no sé por cuántos lo habrá hecho... lo hizo por mí.
La otra es mi tía Celeste, mamá de una y tía de una tribu completa, de los Gómez de Gutiérrez Zamora y los Castillo de Orizaba... una temporada que pasé las vacaciones con ella, supe que no había cosa que mi tía no supiera hacer... desde decirle a mi tío Alfredo por donde iba la cosa, hasta sentarse una tarde y fabricar un vestido en punto smock para un bebé... siempre tuvo espacios generosos para sus sobrinos y sus sobrinos nietos - que fuimos muchos - y hoy que se ha marchado, también nos deja a todos un poco huérfanos... porque a fin de cuentas, era una mujer que actuaba en el presente mirando hacia el futuro... sé que para mi prima y sus tres hijas, a pesar de la distancia, su ausencia será difícil de afrontar... y sé también que lo que vivieron con ella será algo que llevarán puesto y compartirán en los tiempos por venir...
Hoy me siento un poco huérfana, porque tanto la señora Rosa María como mi tía Celeste, no se contentaron con ser madres de sus hijos... fueron generosas con otros... madres de tiempo completo,  como la mía.

martes, 10 de septiembre de 2013

Uno nunca sabe

El proyecto salió como salen los proyectos cuando uno tiene la inquietud de hacer algo, lo platica con alguien más y encuentra a otros dispuestos a poner manos a la obra.
No sé si sea cualidad o defecto, pero yo pienso en voz alta, se me ocurren ideas, pero difícilmente laa empujo por mi cuenta... pero en este caso, ahiva saliendo.
Si hay algo que me cuestiona y me indigna desde hace mucho es el abandono de los niños, nuestros niños, quienes por el hecho de ser la generación que sigue, deberían ser responsabilidad de todos. En este sentido, impulsar a que una persona se haga dueña de si es la misión de la educación, y esto se logra trabajando en aspectos concretos que otros adultos en el entorno no atienden... como el aprender a leer, encontrar el respeto a la vida en la convivencia con la naturaleza, jugar, imaginar, vivir como niños.
Así salió, al menos desde mi contribución, la idea de enfocar un proyecto en este semestre donde los alumnos de ética se hicieran cargo de reforzar en chicos que lo necesitan, la lectura... llevamos tres días de trabajo, iniciar es fácil, mantenerse... ya veremos... aunque espero que esta expedición de profesores y alumnos nos lleve a buen puerto, sanos y salvos.
Lo que me llama la atención es que en los detalles finos de este trabajo (libros, materiales, organización, etc.) esté fijandome en tanto detalle... pero eso ya es casi parte de mi naturaleza... años de dirigente scout, tres Microcamp y unas cuantas fiestas de cumpleaños han sido capacitación básica para hacerme cargo de algunos detalles... lo curioso es que hace algunos años no se me hubiera ocurrido que lo aprendido en una circunstancia me fuera a servir en otra, puedo afirmar que estos dos días de incremento exponencial en el trabajo me resultan satisfactorios.
No sé que tanto este esfuerzo contribuya a formar grandes lectores, lo que sé es que posiblemente contribuya a dejar salir rasgos de grandeza en quienes estamos metidos en esto.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Cuestión de percepciones

Mes y medio - o más - sin entrar en este espacio...
Entre otras cosas, porque después de una larga temporada de vivir conectada a deshoras, principalmente por motivos de trabajo, las circunstancias cambian y como ahora trabajo tiempo completo evito conectarme a la red en casa... es curioso, pensé que esta pseudo adicción de estar consultando constantemente el correo o entrar a perderme en el internet era irremediable, sin embargo no es tan difícil de erradicar, si uno encuentra cosas que hacer fuera de la red.

Por otro lado, en mes y medio he pasado de idea en idea para escribir y no he concretado mucho. Leí dos novelas que me encantaron: "La edad de la punzada" de Xavier Velasco y "Teoría de las catástrofes", de Trino Maldonado.
"Encantaron" es una palabra ambigua, porque el contenido más que encantarme me cuestionó. "La edad de la punzada" es una novela autobiográfica, de un Xavier Velasco que saca a flote su piel adolescente y cuenta su vida entre la secundaria y la prepa; secundarias y prepas que no me son ajenas porque el tiempo y el espacio es compartido con el escenario que narra el autor... sin embargo, más que la nostalgia por la adolescencia, la exposición del autor me lleva a la conclusión que los adolescentes - jóvenes adultos de hoy (acusados por mi generación y las de más arriba de vivir un periodo de adolescencia que se extiende casi hasta los 30 años) buscan lo mismo que buscábamos nosotros a los 15 o 16... y entre el desmadre y el riesgo de probar, también existe la preocupación, el dolor y el cuestionamiento... a pesar del internet y las redes sociales, la realidad no nos es ajena y extraña, cuestionante, pese a todo lo que le hemos añadido para evadirnos en el espacio virtual.

"Teoría de las catástrofes" es un libro que puede leerse hoy, en que el escenario chilango se ve invadido por la CNTE. Oaxaca en el 2006 se extiende hasta la Ciudad de México en el 2013; el conflicto no está tan lejos como se veía en el 2006, porque no se ha terminado; y aquéllo que se supone parte del pasado ("Guerra sucia") no lo es... no lo ha sido durante mucho tiempo. Vivimos en una sociedad que nos abarca, pero al mismo tiempo excluye. Lo peor, es que sé lo que siente vivir en medio del caos, y con la inminencia de la catástrofe, que es la única posibilidad para iniciar la reconstrucción... porque finalmente es eso... la vida la vamos reconstruyendo.

¿Por qué se titula esta reflexión cuestión de percepciones? Porque después de un mes y medio de especular que escribir me encuentro con esa fria afirmación de Guillermo Arreola en la página de sinembargo.com: "La disciplina, infierno imprescindible para la creación", hacer algo siempre requiere de cierta autocontención... y para algunos dispersos como quien escribe, la autocontención es algo muy parecido al infierno, y al mismo tiempo, absolutamente necesario.

Como escribir una novela, Tryno Maldonado