miércoles, 26 de junio de 2013

Gira 180°

En el libro aquél del cuerpo humano, de la colección "Time Life" - "niños" menores de 30 años, pregúntenle a sus papás de que estoy hablando - estaba aquélla imagen comparando los ángulos de visión que tenemos los seres humanos en relación con otras especies... y al parecer es razonable... a la mayor parte de nosotros nos sirve para transitar por la vida sin tantos incidentes fatales.
Lo que observamos de la vida lo vamos almacenando y procesando en el cerebro, y de allí vamos generando ideas, que tienen la función de explicarnos el mundo.
Estas ideas nos dan una visión amplia o estrecha de la realidad; la realidad es todo aquéllo que sucede fuera de nosotros y nos afecta, pero nosotros vivimos con interpretaciones de la realidad, basadas en nuestras ideas y nuestros filtros perceptuales.
Sucede que tarde o temprano en el camino nos tropezamos con obstáculos que parecen infranqueables... una pared de ladrillos a la mitad del camino, curiosamente se aparece en un ángulo por el que acabamos de doblar y francamente ni siquiera la imaginábamos ¿qué hacemos entonces?
En la conferencia del Dr. Randy Pausch - "The last lecture" - el tema se aborda con la afirmación "las paredes de ladrillo existen para que compruebes que tanto deseas algo"... un obstáculo es un obstáculo porque intuímos que detrás de él hay algo que nos resolverá un problema.
Pero no deja de estar allí... y no es la terquedad, sino la inteligencia, lo que nos permite salvar la pared y llevarnos un aprendizaje.
¿Cómo se aborda un problema? ¿por qué sabemos que es un problema?
A veces nos enfrascamos en el problema y lo convertimos en un lastre porque solo lo contemplamos desde un ángulo... estamos frente a la pared, aferrados a nuestros sentimientos (que provienen del pasado), nuestras ideas, sin darnos cuenta que tenemos justo a nuestras espaldas el espacio abierto... que no vemos porque no tenemos un ángulo de visión que nos lo permita.
A veces el sentimiento nos mantiene mirando el problema desde un solo frente - no es un gran descubrimiento, pero cuando en la práctica nos enfrentamos con los problemas nos tardamos - unos más, otros menos y para otros es muy difícil, en buscar otro ángulo para contemplarlo... no nos movemos ni un céntimetro, tampoco giramos.
Soltar el sentimiento que nos mantiene enfocados en un solo punto, cambiar el ángulo de percepción y transformar la culpa para pensar más en el futuro que en el pasado es algo que se aprende, y que distingue a quien sale adelante de una situación difícil y consigue lo que busca de alguien que culpa a la pared por estar allí, y no acepta que tiene un área de oportunidad simplemente si suelta aquéllo que no le permite ver las cosas desde otro ángulo.
¿Has visto las moscas que se topan una y otra vez contra el vidrio de la ventana buscando escapar? A veces no somos muy distintos a ellas.


sábado, 22 de junio de 2013

Si - ochentera, fresa y cursi - ¿y qué?

A los que nos tocó transitar entre la prepa y la universidad privadas entre finales de los setenta y principios de los ochenta nos queda al cien el apelativo de "fresas"... tanto, que cada vez que actualizo mi CV me da cierta penita aceptar que sí, estudié en la Anáhuac (cuando solo había una).
En defensa propia y la de mis compañeros de generación, debo decir que fresas éramos, pero nada de "ladys" o "mirreyes", porque los que había no gozaban de muy buena reputación ni siquiera en esa comunidad univesitaria, eran muy pocos y las devaluaciones (la defensa perruna del peso) no respetaban ni la elocuencia y ni el llanto de don José López Portillo.
En medio de todo esto, solo unos pocos afortunados (Satelucos, Polanco, Lomas y más arriba) tenían acceso al cable... a los demás, las ventanas del espectáculo eran Televisa, Televisa y Televisa; algunos "conocedores" y "outsiders" se daban el lujo de ser fans de Queen (y hasta viajaron a Puebla al legendario concierto de la banda, que no me explico - después de los desplantes de U-2 - cómo le hicieron para venir a México)...
Los demás, y particularmente mi círculo, ¡ay Dios! que pena decirlo, escuchábamos en FM-Globo estéreo (102.5, nadie diría que hoy es el espacio de Carmen Aristeguí) a Mocedades, José Luis Perales, a Daniela Romo y a Emmanuel. Después se consolidó en el 99.9 el rock en español, pero - por cuestiones de grupo y mantenimiento de la imagen hiper-fresa, me quedé en FM-Globo.
Por supuesto, no toda la música en español se tocaba en el radio, la música para "conocedores" - un fuerte movimiento compuesto por argentinos, chilenos, mexicanos, cubanos y algunos españoles que cantaban canciones italianas - eran privilegio de conocedores, y el rango pasaba de trova hasta canciones que solo he escuchado en discos, cintas y ahora en mi I-pad, como es el caso de aquélla de Lolita (1975) titulada "¿No notas que estoy temblando?", que a decir de mi amigo Ricardo - compositor también - era la excepción de todas las canciones compuestas por Juan Carlos Calderón (aunque para ser sincera, más de una letra es francamente incitante)... en esos tiempos la seducción y el sobrepasar los límites estaba muy, muy, muy asociada con la letra de algunas canciones: "Linda", con Miguel Bosé, "Con olor a hierba" (pasto, no cannabis) con Emmanuel, etc.
 Tenemos una memoria musical, que a veces funciona como el túnel del tiempo, detonador de nostalgia o incluso desahogo... y emblemática para mí - entre otros que destacaron de aquélla época - ha sido Daniela Romo... quien en su momento (y hasta la fecha) convirtió en canciones amores y tropiezos.
Así, hoy me resulta muy signiticativo encontrar la recopilación de canciones que hace en el disco que grabó una vez superada su reciente enfermedad... y curiosamente, en su circunstancia y en la de much@s otras personas... la letra de la canción - que le encantaba a mi amiga Norma y que a mí me rescató un par de veces, resulte tanto consoladora y esperanzadora; desde mi punto de vista, a veces lo cursi nos hace más llevadero el momento:
 


(No encontré una versión más reciente, este es el video original)

Si, ochentera, fresa y cursi.... pero también otras cosas.





jueves, 20 de junio de 2013

Salvavidas

En los últimos días he estado trabajando sobre el asunto de mis apegos, y lo más difícil de todo esto ha sido tener que enfrentar el síndrome de abstinencia. Finalmente me ilustraron al respecto... si el apego se define como un fenómeno psico-biológico que tiene su origen en la relación entre el ser humano vulnerable que somos cuando nacemos y el adulto que nos presta atención - sea o no la misma persona que nos acogió en el útero - se puede concluir que el apego es necesario para nuestra supervivencia.
Los apegos son salvavidas cuando necesitamos algo a que asirnos para sobrevivir, física o moralmente, y en este sentido también puede tratarse de personas, objetos, ideas, imagenes, fantasías, sustancias... lo que uno considera que lo puede sacar a flote.
El problema es seguir cargando el "apego-salvavidas" cuando logramos salir del agua, pensando que lo podemos necesitar en un momento dado... aunque el camino nos conduzca a la mitad del desierto. Así se trate de objetos, de comportamientos o de ideas, los apegos se integran a la biología y el ecosistema personal... "no nos hallamos" sin nuestras cosas, no estamos dispuestos a renunciar a nuestros escapes, pensamos que no podemos soltar algo "porque lo podemos necesitar más adelante"... vamos acumulando cosas - o nos vamos casando con ideas - dejando en ellas la esencia de lo que somos... sin darnos cuenta que realmente no son los apegos los que nos definen, pero yo diría que esto se debe a no querer explorar en la persona que cada uno es, y temer a la convivencia con uno mismo.
En otras palabras... el problema es no tomar la iniciativa para aprender a nadar.
Los apegos nos disfrazan la realidad, y a medida que vamos poniendo obstáculos entre uno y la realidad, vamos perdiendo perspectiva... pero comenzar a quitarse apegos - nunca me lo imaginé - también genera ansiedad... ¿qué sucede si me encuentro conmigo y no me gusto? ¿qué hago si finalmente acepto la realidad o me acerco a ella de manera cruda y dura? ¿podré con esto?
Yo todavía no termino de preguntármelo... pero hoy sé una cosa. Le agradezco a la destinataria de la llamada de auxilio que no me haya respondido, porque tuve que preguntar por otros lados y cuestionarme... y si bien el duelo por la separación por aquéllo que reconozco ha sido uno de mis apegos más profundos por mucho tiempo ha sido de manera particular físicamente desgastante, allí la llevo... forzarme a mirar las cosas desde otra perspectiva, finalmente, me ayuda a ampliar el horizonte; y tener más amplitud de campo, me permite identificar opciones.
Hay que dejar el salvavidas a la orilla de la playa y seguirle.





viernes, 14 de junio de 2013

El bote es el lugar para la basura

Para Aixa

Alguna vez le escribí a una amiga una nota que decía esto, precisamente, el lugar para la basura es el bote.
Sin embargo, hay ocasiones en donde me tropiezo con la basura, y francamente se me olvida que debo depositarla en otro lugar. Para ello, el primer paso es reconocer a la basura como basura y elegir ponerla en su lugar.
Profundizando un poco, ¿qué significa esto?
Los seres humanos somos generadores de todo tipo de basura, y no me refiero únicamente a envases de PET o empaques de cartón, o cualquier otro tipo de desechos; me refiero a la basura existencial... aquéllas emociones, actitudes, sistemas cerrados de ideas, prejuicios, que nos obstaculizan el pensar y emprender acciones creativas en muchos sentidos.
La cuestión es que muchas veces solo percibimos las dimensiones, pero no somos capaces de identificar la basura como tal, ni tomamos decisiones al respecto.
Me queda claro que la basura no puede ignorarse; incluso me atrevería a decir - tanto con la basura física como la existencial - que es una cuestión de administración y liderazgo... aquél que quiera llegar a alguna parte, tiene que reconocer que hay basura - ya no digo obstáculos - basura en su camino, y tomar una decisión de donde ponerla.
La basura no puede simplemente cambiarse de lugar, debe separarse y quedar contenida en alguna parte: el bote, el relleno sanitario,  particularmente en el sistema personal de alertas en donde se deposita para ser reciclada - en un momento dado - como una dosis de "ubicatex", indispensable para combatir la arrogancia.
La ley de la conservación de la materia nos dice que no puede simplemente desaparecerse; y si no se puede desaparecer - porque se convierte en otra cosa - tampoco puede ignorarse.
Por lo tanto, concluyo que una cualidad del liderazgo es tener la capacidad para reconocer la basura y la voluntad de colocarla en el lugar apropiado... nunca hacer como si no existiera, porque al final, la basura que se acumula y se ignora termina por sepultarnos.


jueves, 13 de junio de 2013

Arqueologías

Una vez me regalaron un libro titulado "La gran aventura de la arqueología", tendría como diez u once años... El libro relataba las historias de los arqueólogos euorpeos de los siglos XIX y XX y sus descubrimientos en Persia, Troya, Creta, y demás sitios legendarios.
Después me tocó vivir la etapa de la suscripción al National Geographic, y allí, las historias que siempre me resultaron fascinantes fueron, precisamente, las de arqueología: los nuevos sitios, las contradicciones, los hallazgos... y el horizonte se amplió a China, América Latina, y otros muchos lugares.
El mundo lo conozco por fotografías, más que por experiencias.
Hoy la conversación me trae a esos recuerdos, porque sucede que estoy con dos viajeros, quienes de pronto se ponen a conversar sobre vacaciones, y los sitios no son precisamente playas, sino esos espacios lejanos - en tiempo y ubicación - que para mi son fotos y puntos en el mapa.
Atreverme a pensar que hay lugares en el mundo que son más que referencias, me cuesta trabajo... y siempre he tenido a quien me saque de mi zona de confort para aventurarme a ellos.
El problema es este... tengo tantas ocupaciones aquí que ¿cómo aventurarme simplemente por hacerlo?





Bueno, me aventuré a Calakmul, por segunda ocasión... y peleando contra mí.