lunes, 31 de diciembre de 2012

La generosa Vida

Haciendo un recuento del año, miro hacia atrás y me llama la atención la extraña generosidad de la Vida.
Un día llega un correo invitándome a participar en mi programa favorito del Canal Once, con mi conductora favorita en ese programa... ¿Cómo sucedió? por coincidencia, la productora leyó lo que escribo y me invitó.
Otro día, hace mucho tiempo ya, recuerdo haber pedido que otras personas me buscaran y me invitaran a participar en mis proyectos como resultado de que valoraban mi trabajo, y resulta que ha sucedido no una, sino infinidad de veces.
En ocasiones he sentido que nada me puede rescatar de lo irremediable del dolor... y sucede que jamás me ha faltado alguien que llegue con las palabras precisas para que pueda comenzar a ver las cosas desde otra perspectiva.
La vida es generosa, porque nunca me han faltado amigos... y precisamente por ello nada es irremediable, nada es imposible.
Agardezco tu presencia, que me convierte en una mejor versión de lo que puedo ser, y deseo que este año la Vida siga siendo generosa con nosotros, llenándonos de retos y oportunidades.
Luz.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Ver, mirar, observar

Hay tres verbos en español para recrear en el lenguaje el sentido de la vista, pero no tienen el mismo significado.
- Ver implica percibir con la vista, y la percepción es un proceso que nos permite gracias al modo en que la luz se refleja en los objetos y las características físicas del ojo, darnos cuenta de aquéllo que nos rodea.
- Mirar, según el diccionario de la RAE, en una primera acepción tiene que ver con "dirigir la vista hacia un objeto", es decir, enfocar algo en particular.
- Observar, nos dice el diccionario, es - en primera instacia - examinar atentamente; esto signfica, que para observar tenemos que ver y mirar... y la idea de prestar atención, estaría relacionada con las asociaciones que podemos hacer sobre aquéllo a donde dirigimos la vista, y sobre lo que nos formamos un juicio, que está sustentado en parte sobre lo que miramos, y en otra, sobre nuestra experiencia previa.
Vivimos formulando juicios, porque vivimos percibiendo y reaccionando ante lo que el mundo nos muestra, el problema es que muchas veces solo hacemos juicios sobre lo que vemos, no sobre lo que miramos, y mucho menos lo que observamos, y por ello, representan una perspectiva acotada de la realidad.
La observación - no la vista o la mirada - es el primer paso del método científico, la forma de aproximarnos a la realidad. El problema es que estamos educados reducir la interpretación de lo que observamos a relaciones causa-efecto, sin indagar más, sin reconocer ni ser sensibles ante otros elementos de la realidad que pueden ser imprescindibles para interpretar el mundo, para llevarnos a entender o formular una posición respecto a lo que nos rodea y - más aún - para crecer en el conocimiento sobre lo que somos y sobre lo que es la realidad - y así tomar mejores decisiones.
A veces, ante una realidad que se torna difícil y complicada, algunos pueden despotricar... yo prefiero a quienes primero observan y guardan silencio... para después simplemente formular una o dos preguntas... escuchar las respuestas y continuar preguntando, hasta que llegan a una conclusión.
Y esta actividad no está excenta de entablar un diálogo con uno mismo.
La persona que actúa, observa, y la observación no solo representa el contemplar la realidad, sino vincular esta realidad con un diálogo interno... en el que se buscan respuestas, no exabruptos. Las respuestas posiblemente se acerquen más a generar soluciones de impacto y transformación positiva ante la realidad, que los exabruptos, que suelen generar más platos rotos que posibilidades de construir.
El cambio parte de lo que observamos y después juzgamos. Observar es una actividad que involucra lo consciente, por eso, el mejor observador es aquél que puede hacer distinciones para construir nuevas realidades.


(Estoy tomando ideas y utilizando palabras que forman parte de la propuesta de Rafael Echeverría sobre la Ontología del Lenguaje y el Coaching Ontológico)

lunes, 17 de diciembre de 2012

La fuerza indescifrable de lo femenino

Mi abuela - la madre de mi padre - fue una mujer de excepción... ella y su hermana trabajaron desde jóvenes para que sus cuatro hermanos obtuvieran una carrera profesional en universidades públicas, que en la época en que mis tíos abuelos asistieron - al Poli y a la UNAM - si costaban.
Mi abuela, además, vivió con un abuelo que siempre estuvo persiguiendo su historia a través de la acción política, y que por ello convivió con su familia de manera intermitente, y a pesar de que en ocasiones no aportaba mucho al capital financiero de la familia, siempre - hasta donde yo recuerdo - fué tratado con respeto y sin reproches por algo que hubiera dejado de hacer en el pasado, un pasado precario en lo que respecta a ciertos momentos de la historia familiar.
Las dificultades iniciales en la vida de mis abuelos, no impidieron que mi abuela se ocupara de trabajar, formar un patrimonio y enviar a sus hijos a la universidad; además se dió el lujo de vivir hasta los 100 años.
La universidad de mi abuela fué el sentido común, y lo profesionalizó; trabajó y se jubiló del Seguro Social sin tener una carrera, pero con un férreo control de abastecimientos en el área de la cocina. Tuvo - entre muchas cualidades - una que considero forma parte de mi herencia moral: su capacidad de aceptar a los demás como son, no como pensaba que deberían ser.
¿Por qué se me viene a la memoria?
No es lo navideño ni la nostalgia, es reconocer en otras mujeres rasgos del carácter que le permitió a hijos (propios y asimilados) y nietos de mi abuela tener los cimientos para forjarse una vida buena, en  el sentido que lo propone la ética.
Esa fuerza que a una la va sacando adelante es el compromiso que se asume al vivir "con y para otros" (como lo dice Paul Ricoeur), y lo traigo a colación porque en la historia de mi abuela, esos "otros" que fueron primero sus hermanos, después su marido, después sus hijos, después los hijos de otras mujeres, y así sucesivamente, son quienes contribuyeron a que ella consolidara una historia... que no es de grandes viajes ni heroicas hazañas, sino la historia que se constituye de ir avanzando en lo cotidiano sin desgastarse por los reproches hacia quien - en cierto momento - la pudo haber abandonado a su suerte y ocupándose de lo importante, lo que permite afianzar el futuro.
Así, con esa fuerza de mi abuela, veo a muchas mujeres a mi alrededor, y me resulta irresistible no responder a su esfuerzo. Son mujeres quienes de pronto parecen abandonadas a su suerte y  posiblemente porque se encuentran en el vértice del caos - quien sabe por cuáles medios o a través de que milagro - comienzan a reconstruir su circunstancia, la transforman - no tan rápido como quisieran, pero lo consiguen.
Ayer una compañera de trabajo, hoy la mamá de uno de los compañeros de escuela de mi hija... todos los días me topo con una historia que inicia con una ruptura - o un quiebre - que tambalea seguridades y certezas... y que obliga a reconstruir y a seguir porque no puedes quedarte simplemente lamentando tu situación.
Tal vez la fuerza para comenzar a reconstruirse está en esas historias que compartimos en las que abrazamos, lloramos, y buscamos consolar, porque nunca eres ajena del todo a la problemática que te comparten. O puede surgir de ese dinero que algunas no podemos ahorrar porque terminamos comprando la crema, la bufanda, la comida, movidas por la solidaridad y respeto que nos merece el esfuerzo del que somos testigos.
Cada vez que la vida me pone frente a una amiga en una circunstancia difícil, lo que alcanzo a ver es una mujer que se las está ingeniando para asegurar que los hijos tienen lo básico para ir saliendo adelante, y en las luchas personales esto significa muchas cosas, porque dependiendo de cada historia puede uno darse cuenta que buscan desde asegurar techo y la comida para los hijos, atienden y apoyan el desarrollo de sus capacidades y autosuficiencia - insistiendo que aún en las condiciones más precarias asistan a la escuela - o se esfuerzan por permancer con ellos hasta donde les de la vida, porque necesitan de ellas; aquéllas que le han dado batalla al cáncer porque saben que tienen que estar allí para sus hijos, porque la condición de vida del hijo se lo demanda, o simplemente porque les hicieron una promesa que están dispuestas a cumplirles.
Vivir con y para otros...  no es una fuerza indescifrable, es un esfuerzo fincado en el cuidado de los demás.


sábado, 15 de diciembre de 2012

Claridad

Para Genoveva, que hoy está -siento- igual que yo

Leo la entrada de mi amiga en el Facebook, y no puedo evitar el compartir el juego de luces y sombras con el que retrata su estado actual... y me es inevitable buscar la forma de disiparlas; busco y lo hago a través de las metáforas que se me vienen a la mente...
La primera opción que encuentro es que la luz se genera de la risa, así lo afirma Peter Pan, las hadas - pequeños seres de luz- nacen cuando estalla la risa de un bebé, y se extinguen cuando se pierde la convicción de que la esperanza existe, cuando alguien afirma en voz alta que no cree en las hadas.
La segunda opción me la ha dado mi ipad... escogió al azar un par de canciones... "Luz" con Eugenia León, que más que canción es plegaria, útil para cuando uno decide poner su malestar en manos de la vida, el universo o en lo que se crea, pero insificiente para convocar a la risa y a las hadas....
Pero en mi lista hay otra, que también es una desesperada convocatoria a la claridad... producida y editada para ponerse de buenas....
Si a estas alturas de la vida, bajar de YouTube el video de Menudo en el cursilísimo performance de la canción "Claridad" de Umberto Tozzi no te pone a reir... es que habrá que esperar al siguiente amanecer para ponerte de buenas... porque mi amiga, es cierto... la luz siempre regresa.

"tu risa me hace libre, me pone alas" Miguel Hernández


viernes, 14 de diciembre de 2012

Santa Teresa de Jesús, nada te turbe, nada te espante

Hoy por alguna razón se me vino a la memoria este poema, nada más apropiado para abrazar a quienes, entre festejos y abrazos, Participan del desconcierto y el desasosiego.


Santa Teresa de Jesús, nada te turbe, nada te espante

miércoles, 12 de diciembre de 2012

El "prietito" en el arroz

Hay muchas formas de valorar lo que sucede en la vida, algunas personas tienden a destacar lo positivo, y consideran que lo que se gana es un aliciente para seguir adelante.
Desafortunadamente para mí, no es el caso.
Yo soy de las que sobre-dimensiona el "prietito en el arroz", y lo peor de todo es que siempre me lo encuentro... hasta en la comida...
¿A quién le toca la piedar en los frijoles? ¿el gusano en la manzana? a mí.
Pero estas son nimiedades... cuando se trata de calificaciones (o evaluaciones), me pesa por días, por no decir meses o el resto de la vida, que haya uno que me juzgue incompetente; por ejemplo, en las opiniones y evaluaciones que formulan los estudiantes sobre mi trabajo.
Una mala opinión, es para mi el presagio de una catástrofe, no importa si tengo una mayoría que me lleva a obtener un buen promedio... "soy chafa si no soy perfecta". Un 89 final en una materia de doctorado, un 1.9 de evaluación en promedio de parte de un grupo (no importa que la evaluación general sea 1.45, y que el mejor promedio sea 1, no importa si de 40 opiniones 38 son positivas, alguien dijo que perdió su tiempo en la materia), toda esta información son pretextos para una depresión que me lleve a colgarme una piedra en el cuello y tirarme desde algún acantilado... no sirvo, soy fatal, soy pésima.
Ignoro si esta actitud es la que me ha movido a buscar mejores horizontes, después de que pasa el efecto del golpe; lo que me lleva a rescatarme o entercarme en algo, o lo que me lleva a prometerme que no volverá a pasar.... lo que más me cuesta no es esto, es darle la espalda y dejar ir al "prietito"...
Tal vez no debería cargar con mis errores... ponerme la letra escarlata en la ropa para que todos sepan que los tengo... pero tal vez sea la programación culposa con la que he vivido que no termina por abandonarme la que me dice que "hacerse cargo" significa "cargar con ellos"... y no necesariamente cambiar el enfoque.
Soy partidaria de aprender de los errores... sin embargo, en lo personal me cuesta mucho trabajo porque mi primera reacción es dimensionar a todos de la misma manera, y hay errores de los que debe uno aprender, y otros hay que dejarlos ir.
Y la primera lección, es precisamente, aprender a distinguirlos... hoy... el "prietito en el arroz" tiene el tamaño de un balón de fútbol americano,  pesa como 25 kilos y lo traigo como grillete.


sábado, 1 de diciembre de 2012

Ganar, perdiendo

La palabra "virtud" se antoja fuera de moda, tiene matices religiosos y cara de imposición.
Nada más ajeno a la intención de sus inventores, losgriegos.
Para los griegos la vida humana era una constante batalla contra sí mismo, entre las pasiones que nos dominan y aquéllo que nos construye como personas únicas, quienes vamos forjando el transcurrir de la vida a través de algo que se elige y se cultiva: el carácter.
El êthos del hombre es su daimon... afirmó Heráclito: el carácter del hombre es su destino.
No se nace con un carácter, se forja... y si bien nuestros primeros educadores contribuyen en gran medida a forjarlo, al final del camino es la propia conciencia la que nos permite cultivar lo que realmente somos.
La virtud no está en hacer algo perfecto, sino en el esfuerzo por hacerlo cada vez que la vida nos lo pide; la excelencia no es una meta, es una forma de vida consciente y que se refleja en la complejidad de lo que cada quien es.
Muchos nos dejamos llevar, en un momento o en otro, por la hubrys, la suficiencia, la arrogancia... la idea de que hemos llegado a la excelencia... y que no necesitamos más.
La hubrys se opone a la virtud, porque representa la pérdida de enfoque sobre lo que es el bien, el propósito de lo que hacemos; los peores errores - sobre todo aquéllos que terminan por afectar nuestra reputación - provienen de esa pérdida de la conciencia de que a la vida se le responde a cada momento, y que la virtud es una elección consciente.
Hoy, nos ganó Monterrey... pero ganaron mal, y no digo que hicieran trampa, simplemente se aprovecharon de la ventaja y el reglamento para frenar el juego... ganaron, sí, pero perdieron porque le perdieron el respeto a sus rivales y manipularon las circunstancias
Algunos podrán decir que estaban en su derecho, yo digo que utilizar las reglas pensando en mantener el marcador es corromper el sentido del juego... porque solo estaban pensando en mantener el numerito, su ventaja... no en el público, no en el juego... no.
¿Cuántas veces en cuántos momentos de la vida observamos este mismo comportamiento en los negocios, en los juzgados, en las relaciones interpersonales?
Todos los días... y nos quejamos; también nos quejamos de la falta de respeto, y del abuso... pero sucede que hemos dejado de pensar que el otro también cuenta, y que solo importa que se satisfagan nuestras necesidades.
Tengo que decirlo, me dio más pena el comportamiento de los borregos del Campus Monterrey, que la reacción de la tribuna del CEM, porque esos dos minutos de arrogancia echaron a perder una ventaja bien ganada... le faltaron el respeto a sus rivales, y no les importó...
Ganaron, pero perdieron... y lo peor... mostraron su carácter y lo echaron todo a perder.

A mis borregos... los del CEM, a quienes tengo el privilegio de encontrar en clases... ¡bien jugado chavos! hay quien piensa que "ganar es todo", yo pienso que ganar con virtud es lo único que muestra la excelencia.