lunes, 17 de septiembre de 2012

El Iphone y los rituales

Dice Neil Postman, que cuando una nueva tecnología toma un lugar en nuestas vidas, algo se gana, pero algo se pierde.

No todo en lo virtual o en la vida on-line es ganancia; la inmediatez convive con la asincronía, la comunidad con el individualismo... y la vida "aquí y ahora" se convierte en un imaginario, donde resulta más sencillo contemplar la vida a través de la pantalla, que guardar el aparatito electrónico y darse el lujo de sentir lo que sucede, para después ponerlo en palabras.

Observaba a la escolta encargada de llevar la bandera para entregarla al presidente en la última ceremonia del grito... la escolta marchaba entre los salones de Palacio Nacional mientras se escuchaba el Himno. El ritual - si es que vale para algo - señala que uno debe saludar a la bandera y escuchar respetuosamente el himno en posición de firmes... lo que observé fué una escolta pasando por pasillo iluminado por Iphones, Ipads, etc... porque la selecta concurrencia en lugar de ponerse fimes estaba grabando el suceso (y supongo que debe ser gente muuuuy bien la que asiste a esas pachangas... porque a muchos de mis compas - todos proles junto conmigo - jamás nos han convocado).

Esto no es privativo de la Ceremonia del Grito... pero sí me cuestionó... algo se gana - el registro visual en alta definición (chido)... algo se pierde, o mucho se pierde....

Por un lado, el ritual; "los ritos son necesarios" le dijo el zorro al Principito... "tenemos que quedar en una hora definida porque así, puedo emocionarme con la inminencia de tu llegada"... (bueno, dice "si vienes a las cuatro, desde las tres yo empezaré a ser dichoso, porque sé que vendrás a las cuatro... si no lo hacemos así, yo no sabría cuándo esperarte ni qué sentir").

Los rituales tienen un peso simbólico, tal vez por esto nos interesa documentarlos, pero el trabajo de hacerlo nos saca de la realidad, de estar allí, con la atención puesta en la experiencia.

Y esto nos lleva a otra situación - no sé si mejor o peor - desde mucho tiempo atrás... antes de la escritura, ya nos daba por registrar la experiencia y dejar huellas de la memoria, en los objetos, en las paredes de las cuevas, en los entierros... y la narrativa, la facultad que quizá nos convertió en lo que somos, era fundamental para crear y recrear la historia y la identidad... hoy por hoy, nuestro miedo al olvido está plasamado en el Iphone, el Ipad, YouTube... forma parte de una nube colectiva, que poco a poco se va conviertiendo en la dueña de nuestra memoria común.

¿Qué se pierde? ... si la riqueza del lenguaje permite que la comunicación dinamice la vida... la cortedad del mismo y el exclusivo uso de la memoria gráfica nos impacta como seres humanos ... se gana en precisión, se pierde en imaginación narrativa... y se atrofia la memoria... y así, tal vez nos llegue el día que el Iphone nos tenga que decir quiénes somos, porque ya no nos acordamos... nos muestre en la pantalla dónde están los otros, como si fueran los "dodos" disecados en los museos de Historia Natural de los países europeos en el siglo XIX... haga que las prótesis - que no sabíamos que necesitábamos - nos digan en función a lo que guardan, lo que ha sido una historia que solo podemos ver, pero ya no podemos contar...

y entonces ¿seremos el robot que carga nuestra memoria o el cuerpo que tiene la propia y sabe de otras experiencias?

Solo son preguntas, pero si estoy convencida... algo se gana, algo se pierde y no podemos darnos el lujo de desconocer ambas partes.


sábado, 1 de septiembre de 2012

Expectativas vs. esperanza

Pasé toda la semana suponiendo que el viernes finalmente tendría un respiro... en la dinámica de la institución para la que trabajo personas en mi status laboral entran a trabajar la segunda semana de agosto y cobran hasta el 31, después de tres meses de no trabajar.

Al menos eso era lo previsto hasta este semestre, en el que me ofrecieron un contrato por tiempo indefinido, a partir del 1 de septiembre.

Así que el mes de agosto lo trabajé con un contrato, acepté una liquidación y firmar un contrato por tiempo indefinido... hasta allí, la buena noticia.

Sin embargo, no todo en esta vida es gratis, yo esperaba que el 31 algo de lo trabajado en agosto se reflejara en mi cuenta de banco... tres meses casi sin ingreso son aterradores, y lo fueron entre otras cosas porque decidí pasar el verano dedicándome a resolver pendientes... que sí resolví.

El hecho es que ¡sorpresa! en mi cuenta no hay cambios, siguen los mismos $98.00 que ha tenido desde más o menos el 10 de agosto, cuando los documentos que firmé el jueves prometían un depósito muy diferente.

Es una sensación de impotencia absoluta, sumada a la decepción de expectativas que se derrumban y realidades que dicen que solo en Arabia Saudita puede uno esperar que se lleven a cabo transacciones bancarias el fin de semana (porque ellos tienen otros días laborales en la semana).

Hay que sumar, además, que por ser fin de semana ni siquiera hay con quien reflejar la frustración... ¿serviría de algo mentarle la madre a alguien que no puede hacer algo hasta el lunes?

Entonces mi cabeza - la parte razonable - me dice que se trata de aplicar una dosis de lo que me paso tratando de enseñar desde hace unos cuantos años... responder ¿qué debo hacer?  pensar ¿qué es lo prudente?

No queda otra, esperar... ver que sucede el lunes... hablar con la gente como gente (y mentarle mentalmente la madre a quienes consideran que los procesos están por encima de las necesidades de las personas)... sin embargo, de lo que no me puedo desprender es de los sentimientos... me siento impotente y descorazonada, no hay con quien resolver esta situación y no queda otra que hacer tripas corazón... y mirar al cielo pidiendo que por lo menos de algún lado te llegue algún gesto que te comparta una chispa de esperanza...